José Luis Pérez-Payá tiene 87 años y una brillante y larga trayectoria deportiva a sus espaldas. En la fábrica Payá de sus abuelos y sus padres, en el marco incomparable de los jardines de Brutinel, hablamos con una persona que lo ha sido todo en el mundo del fútbol.
Internacional absoluto, dos veces campeón de Europa con el Real Madrid, tres veces campeón de liga, dos con el Madrid y una con el At. De Madrid, y presidente cinco años de la Real Federación Española de Fútbol entre otros muchos aspectos.
Creemos que para empezar es importante conocer la trayectoria de un mito como José Luis Pérez-Payá. ¿Cuáles son sus inicios?
- Mi padre, Ángel Pérez, ya le encantaba en fútbol y fue el presidente que llevó al Alcoyano de categorías regionales a Primera División. Yo era muy joven y fui a estudiar, interno, derecho y económicas a la Universidad de Deusto, al País Vasco, por lo que los veranos cuando volvía pude jugar algunos partidos con el Alcoyano. Allí en el País Vasco vestí la camiseta del Barakaldo y la Real Sociedad. Cuando terminé los estudios fui el primero de mi promoción en las oposiciones a la Inspección de Trabajo y Seguridad Social y cuarto en las del Cuerpo Técnico de Hacienda. Por ello me fui a trabajar a Madrid como subdirector general de la Dirección Social.
- Allí tuvo la suerte de compaginar algunas de las mejores épocas de los dos equipos de la capital.
- Primero fiché por el Atlético de Madrid como amateur. Allí compartí equipo con los Ben Barek, Juncosa, Carlson o Escudero y ganamos la Liga. Después de tres años me dieron largas para renovar pues ya pedí ser profesional y estaban acostumbrados a tenerme gratis. Así que al final me fichó Santiago Bernabéu, al que conocía mi padre, en una cena en su casa. Justo ese año empezó la base del Madrid de las cinco Copas de Europa, pues también entraron conmigo Di Stéfano, Gento y Rial.
- Las dos primeras las ganó Pérez Payá…
- Cierto, junto a Di Stéfano, Molowny, Gento, Rial… Fiché en 1953 y en el 56 ganamos la primera Copa de Europa y en el 57 la segunda. Esta, recién creada, ya era el número uno de las competiciones. Antes ganamos dos ligas en el 54 y 55. Pero justo en este momento, en el 57, decidí colgar las botas. Opté por mi trabajo pues me exigía mucho tiempo y dejé el fútbol con solo 28 años.
- Cómo fue compartir vestuario con jugadores de la talla de Di Stéfano o Ben Barek?
- Di Stéfano recuerdo que tenía mucho carácter, no era amigo de las florituras, apostaba por el trabajo de todos para llevar adelante el equipo. Eso te ponía las pilas. Ben Barek era muy técnico pero un poco miedoso. Al ser habilidoso, los rivales le sometían a muchas faltas y a un juego duro y les pedía a los jugadores del equipo contrario que no se cebasen con él.
- ¿Cómo ve ahora la dimensión que han tomado jugadores como Cristiano o Messi?
- Pese a que son muy buenos jugadores, fueras de serie, Cristiano y 10 más, Messi y 10 más, pienso que es importante tener un buen equipo detrás, un equipo compacto. Ellos destacan mucho por sus goles, pero han de tener una estructura fuerte que les sostenga. Está bien que cada equipo tenga 2 o 3 figuras para que los rivales centren la atención en ellos y hagan jugar mejor a los demás.
- ¿Incluso llegó a ser internacional absoluto?
- Fueron tres partidos oficiales, ante Inglaterra, con una victoria y una derrota, y Francia, una derrota, y unos pocos amistosos. Fue un honor vestir la camiseta de la Selección Española.
- Siguiendo con la Selección, entre los años 70 a 75, también llegó a ser presidente de la Real Federación Española de Fútbol.
- Fue una etapa también muy interesante, un regalo. En mi opinión sentamos en parte las bases de lo que es el fútbol español actual, que tantos nos éxitos nos ha dado en los últimos años. Como presidente fichamos a Kubala de seleccionador.
- Además del fútbol, es un deportista nato, incluso a los 87 años.
- Sí, la verdad es que todavía juego mis partidos de tenis dos o tres veces a la semana. Y por televisión me gusta seguir otros deportes que no sean el fútbol, como el propio tenis o el baloncesto, aunque sé que no es bueno estar sentado mucho tiempo ante la tele. Los veranos que paso en la finca Payá de mis abuelos, en el Salt, también me sirven para estar en forma pues hay muchos escalones – sonríe.
- ¿Y del Alcoyano? ¿Qué me cuenta de su Alcoyano?
- Trato de seguirlo desde Madrid, donde vivo –en Chamartín, a cinco minutos del estadio Santiago Bernabéu- lo veo por la prensa y espero que pronto vuelva a subir a Segunda División A, que creo que es la categoría donde debe estar. Conseguir lo que hizo mi padre de subirlo a Primera, ahora es muy difícil, pero le doy todo mi apoyo al presidente Juan Serrano para que siga su labor. Se nota que hay mucho cariño hacia el club. En la actualidad es muy difícil subir y mantenerse aún más. Las exigencias son enormes por parte de todos los equipos.
- Sigue vinculado al Real Madrid a través de su sección de veteranos de la que ha sido directivo.
- Al principio de formarla tuvo una gran aceptación y los partidos que jugaban los veteranos eran muy seguidos, incluso frente a rivales extranjeros. Teníamos jugadores muy buenos. Lográbamos muchas victorias y se creó una gran rivalidad. Florentino Pérez se ha portado muy bien conmigo y el club cuida mucho a los veteranos merengues.
TIRS LLIURES, por Paco J. Agulló
Era una tarde de verano cualquiera en uno de los puntos ancestrales de Alcoy en esa época del año, más concurrido que Times Square: Los Jijonencos de La Alameda.
Una ‘orxateta’ y dos ‘mesclaets’ con un buen amigo y su novia gallega, servían para mitigar las altas temperaturas reinantes.
Justo en ese instante alguien me preguntó si una de las sillas estaba libre. Era un hombre alto, elegante, de pelo blanco y con la insignia del Real Madrid en la solapa.
Lo había conocido fugazmente años antes en el choque de Copa del Rey entre el Alcoyano y el Real Madrid, sus dos equipos. En el Bernabéu hizo de anfitrión a la expedición alcoyana con suma amabilidad.
La misma que tuvo cuando le abordé, reconociéndole y explicándole mi trayectoria periodística y que sería para mi un placer, un honor, poder entrevistarle.
El destino me había hecho un guiño, un regalo, una bendición para cualquier periodista local enamorado del deporte y de su ciudad.
Más aún cuando, haciendo de nuevo gala de su amabilidad, me comentó que teníamos las puertas abiertas de su Fábrica Payá y de los jardines Brutinel, donde ha pasado los veranos desde niño, para hacer la entrevista.
Allí subimos y allí estaba esperándonos, con la compañía de su mujer, tan elegante y amable como él. Nos hizo una pormenorizada ruta guiada por ese tesoro escondido en El Salt que es la Fábrica Payá y sus jardines, con su emblemático invernadero y sus dependencias señoriales, reflejo de un gran esplendor pasado.
Posteriormente la charla entre ambos fue un auténtico placer, un honor, tal y como esperaba, y de nuevo se prestó para que le hiciésemos todo tipo de fotografías y planos.
Con una vitalidad y energía impropias de sus 87 años nos deslumbró a todos y nos dejó una huella imborrable.
José Luis Pérez-Payá, leyenda viva, mito de un fútbol que no volverá, de un deporte auténtico, puro, hoy olvidado, pero del que todos deberíamos aprender.
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