En España se vive de media 83 años, el número de mayores de 65 años en los últimos años ha crecido un 131%, el 16% de la poblaciónsupera los 85 años, mas de 15.000 personas han cumplido los 100 años, a día de hoy en España hay bebes que vivirán mas de 110 años… toda una revolución positiva en lo que se refiere a  la esperanza de vida que ha trastocado todas las proyecciones demográficas realizadas en los años en los que se fraguó el actual modelo de pensiones. Por tanto no podemos mantener un sistema ideado  en un momento en el que la complejidad de la longevidad fruto del estado del bienestar no se contemplada, ni en las proyecciones demográficas mas optimistas. Es una realidad palpable que el sistema de pensiones que se forjó con otras expectativas demográficas, no tiene vigencia  ya que cada vez hay mas personas que gracias a su longevidad están cobrando mas años que lo que se previno.

El estado del bienestar nos ha posibilitado, afortunadamente, un nuevo panorama sociodemográfico en España, en el cual la calidad de vida a partir de los 65 años ofrece unas posibilidades a  este grupo poblacional extraordinarias, ya que su salud, sus hábitos de vida e incluso su capacidad sociocultural les puede ofrecer horizontes de vida de hasta 30 años mas.Este hecho, con el actual sistema de pensiones no les puede ofrecer garantías de disfrute de su horizonte vital en calidad y  con unas pensiones dignas.

Estamos ante un momento histórico, en el que es necesario detenernos y reflexionar de una manera pertinente la necesidad de abordar  una reforma del sistema de pensiones que reduzca la incertidumbre que muchas personas tienen en la actualidad, con respecto a su futuro. Esta inquietud no es un hecho aislado puesto que en cualquier conversación informal y/o de barra de bar es habitual escuchar “no sé si cuando me jubile tendré pensión”, “cuando nos toque a nosotros, no sé que pasará”, en este sentido la gente necesita certezas para organizar tanto su presente como su futuro y con el actual modelo no existen estas certezas… Por tanto nos encontramos ante una cuestión vinculada con el reto demográfico, que como todas las cuestiones vinculadas con este reto deben tener un enfoque de Estado.

Es momento de una reflexión profunda por parte de todo el espectro político, huyendo de la demagogia y los eslóganes cortoplacistas para hacer una reflexión conjunta que posibilite un nuevo modelo de bienestar teniendo en cuenta la cuestión demográfica que existe en estos momentos en España. Es necesario  un nuevo Pacto de Toledo que sea capaz de abordar posibles reformas con serenidad y con la vista puesta en los próximos 25 años. Una vez la mas la demografía nos debe ofrecer certezas para la planificación de esta cuestión tan importante para las sociedades españolas del futuro.