Vivimos en un mundo global en el que existen cada vez más facilidades para viajar, sin contar el período de pandemia de la Covid-19 actual. Las nuevas tecnologías nos permiten prácticamente conocer el lugar antes de llegar. La inversión en carreteras nos allanan el camino hacia nuestro destino. Los aviones ya no son solo para viajes largos ni tampoco para gente con mucho dinero.

Dentro de esta globalidad, distinguirse como destino turístico es un reto. Más si hablamos de turismo de interior. Por eso hay que incidir en las claves que una determinada zona puede ofrecer para atraer gente. Si hablamos de Alcoy, estamos haciéndolo de turismo de interior en una zona donde tradicionalmente ha ganado la costa, cercana a estas tierras montañosas.

¿Tiene Alcoy aquello que distingue a otros ejemplos de exitoso turismo de interior? Uno de los modelos en los que nos hemos fijado es el de La Rioja. A todos nos viene a la cabeza una ruta por las bodegas de esta región española cuando hablamos de su tipo de turismo. El enoturismo es clave para atraer turistas a tierras riojanas. Lo mismo pasa en la Ribera del Duero. Las rutas del vino poseen el producto y la experiencia, dos pilares fundamentales para que el turista fije su objetivo en su viaje.

Alcoy no puede ofrecer enoturismo, pero sí oleoturismo. Las características entre ambos modelos es similar: hay producto, se puede consumir y, lo que es mejor, incluye también la experiencia. Nos puede parecer extraño de primeras, pero varear un olivo, formar parte de la extracción en frío del aceite de oliva virgen extra o pasear entre bancales repletos de estos árboles es una vivencia que muchos pueden disfrutar y luego contar en sus tierras. Ya se ha implantado el oleoturismo, ahora falta darle un empujón para que sea una excusa más para viajar aquí.

Si fijamos la vista en los Moros y Cristianos, no hay duda de que son un gran reclamo turístico. Son muchas las personas que se acercan a la ciudad en tiempos de guerra de arcabuces, desfiles coloridos y música en cada rincón con aroma a fiesta. Pero estas no dejan de ser 3 días al año y, hasta hace poco, no siempre eran en fin de semana. ¿Cómo sacarle partido a la referencia festiva por antonomasia de Alcoy durante el resto del año?

En Pamplona celebran San Fermín durante poco más de una semana, pero si vas a la capital navarra, seguro que te interesas por el recorrido de toros y personas por sus estrechas calles. ¿Podría aprovecharse el recorrido de las Fiestas para aumentar el potencial patrimonial y económico de la zona? Ya se hacen rutas por el casco histórico y se pone en valor la arquitectura que la acompaña, pero observando otros modelos, seguro que se puede ir a más.

Un último ejemplo es el de los mercados de navidad europeos. Son muchos los lugares donde se celebran y donde se concentran todos aquellos amantes de la iconografía y espíritu navideño. Hablamos de Estrasburgo, Friburgo o Viena, entre muchos otros. Por supuesto que son ciudades mucho más grandes, pero en época navideña atraen durante prácticamente un mes a miles de turistas. ¿El motivo es la ciudad? No, la meta es sentirse dentro de un cuento navideño.

El potencial de Alcoy con su Navidad puede obtener, a escala proporcional, un volumen similar de ‘turistas navideños’. Nos cansamos de repetir cada año los motivos de una Navidad tan especial: la antigüedad y singularidad de la Cabalgata, los pajes y su incansable afán por hacer realidad los sueños de mayores y pequeños, las aventuras del gamberro Tirisiti, la llegada un día antes del Embajador Real, el descanso de Sus Majestades en el Campamento Real en el Preventorio… Para decir que es una Navidad de ensueño como lo es en distintos puntos de Europa, razones no faltan. Potencial, tampoco.

El éxito del turismo de interior en Alcoy estará ligado a ese trabajo que entre todos hay que hacer. Inversión y estrategia institucional, profesionalidad del sector y, sobre todo, que todos creamos que es posible.