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Así No

Redacción - Dimecres, 22 de Setembre del 2010
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Patrícia Pérez, afiliada a CCOO.Soy de la opinión de que hay que vivir el presente, labrarse el futuro y no estancarse en el pasado, sin olvidar que, gracias o debido a éste, somos lo que somos. Hoy, a nadie le sorprende que podamos expresar libremente nuestra opinión (Libertad de expresión – derecho fundamental señalado en la “Declaración Universal de los Derechos Humanos” de 1948). Tampoco nadie se plantea esconderse para reunirse en una asociación o formar parte de una organización (pacíficas) (Derecho de reunión – derecho fundamental DUDH 1948). Todo trabajador y trabajadora tenemos derecho a vacaciones, una jornada laboral o un salario mínimo garantizado (Derecho Laboral – Constitución Española de 1978). Lo que hoy vemos como normal, lo que hoy tenemos por derecho, es nuestro legado de aquellos que lucharon, fueron perseguidos, torturados e incluso asesinados. Hoy miro al pasado porque está en juego nuestro futuro. Porque de un sólo plumazo ese dolor y sufrimiento, el triunfo alcanzado, habrá sido en vano. Tenemos ante nosotros una reforma laboral que no nos prohíbe la libertad de expresión, ni el derecho de reunión, ni nos modifica la jornada anual de trabajo. Lo que tenemos ante nosotros es una reforma laboral que afecta a la entrada, a la permanencia y a la salida del mercado laboral, porque facilita el despido y consolida la temporalidad y, por tanto, la precariedad laboral. Una reforma que debilita la negociación colectiva, columna vertebral de la clase obrera. Lo que tenemos ante nosotros es una reforma laboral que da tanto poder a la parte empresarial, que seremos nosotros mismos quienes no haremos uso de nuestra libertad de expresión o de nuestro de derecho de reunión, por ejemplo, por miedo a perder nuestro puesto de trabajo. Se reguló el derecho laboral para proteger a la parte débil, empleado/a, protección que estas medidas desequilibradas no hacen más que tambalear. Afecta a la permanencia y a la salida porque facilita el despido al ampliar las causas para el mismo: se introduce el despido preventivo por el cual el empresario puede despedir para evitar problemas futuros, aunque la empresa no tenga ningún problema real. Su criterio subjetivo, sin necesidad de acreditación de las causas con balances, o justificación de las mismas con un plan de viabilidad, es suficiente. Si a su juicio, aunque la empresa no tenga pérdidas, el cambio de horarios o de funciones, o la mera reorganización (lo que hasta ahora era conocido como una modificación sustancial de las condiciones de trabajo y que implicaba el preaviso a la parte afectada y una indemnización de 20 días de salario por año trabajado con un tope de 9 meses) suponen una mejora para la empresa, son motivo de despido. Facilita el despido porque lo abarata: porque todo lo descrito anteriormente se indemniza con 20 días de salario por año trabajado con un tope de 12 mensualidades, pero de esos 20 días la empresa sólo paga 12, los 8 restantes los paga el Fondo de Garantía Salarial (FOGASA), equiparando así la indemnización por despido a la de fin de contrato (que en 2015 pasará a ser de 12 días). ¿Qué pasará con los contratos indefinidos si, al ampliar las causas, el coste de despido es el mismo que el de los temporales? Consolida la temporalidad porque permite que una persona esté contratada en el mismo puesto de trabajo, realizando la misma actividad, hasta un máximo de 3 años (prorrogable hasta 4 en negociación colectiva). Esto significa que esa persona puede pasar su vida laboral encadenando contratos cada 3 años, basta con cambiarle de puesto o de actividad. ¿Cuántos contratos indefinidos se formalizarán a partir de ahora? Se concede a la parte empresarial la capacidad de no aplicar las condiciones de trabajo pactadas en los acuerdos de empresa, si con ello considera que mejorará la situación de la empresa (entre estos acuerdos están los acuerdos de ERE). Pero aún va más lejos: permite trasladar al acuerdo de empresa, derechos laborales establecidos en los convenios colectivos. Así pues, cuestiones como la distribución del tiempo de trabajo (jornada continuada o partida, horario, descansos, permisos, etc.), régimen de turnos, sistema retributivo, incentivos, etc. e incluso, el descuelgue salarial (se puede pactar un salario inferior al fijado por convenio), pueden ser modificadas en el seno de la empresa. Con este interés, ¿cuántos convenios colectivos, el arma más potente de la clase trabajadora, se firmarán a partir de ahora? Y lo que es peor, ¿cuántos se respetarán? Sin embargo, eso no es todo. La reforma laboral permite a las empresas de trabajo temporal (ETT) operar en el ámbito de la administración pública. ¿Dónde quedan las garantías constitucionales de igualdad, mérito y publicidad? y ¿las bolsas de empleo? Asimismo, se otorga a agencias privadas de colocación, con ánimo de lucro, la capacidad de mediar en el mercado laboral (búsqueda de empleo, formación,..). ¿No es ésta una forma de privatizar los servicios públicos (INEM-SERVEF)? ¿Cómo van a financiarse estas empresas? Hace año y medio que se viene negociando en las diferentes mesas del Diálogo Social una reforma laboral y un Pacto por la Economía y el Empleo, con medidas para generar ocupación y estabilidad de la misma (plan de empleo para la gente joven y para mayores de 45 años, subvencionar las cuotas de las empresas que generen empleo indefinido, modelo austriaco en cuestión de despidos e indemnizaciones,..), prestando especial atención a la protección social, así como un cambio de modelo productivo basado en la inversión pública y el empleo estable y de calidad. Tras alcanzar algunos acuerdos (acuerdo en la negociación colectiva, medidas como el cheque-bebé, los 420 €, los planes en el sector del automóvil o los planes E, acuerdos insuficientes pero positivos), en mayo el Gobierno Central dio un giro inesperado y legisló con el Plan de Ajuste, rompiendo posteriormente en junio el Diálogo Social con la Reforma Laboral. Con el Plan de Ajuste incumplió el acuerdo firmado en septiembre de 2009, en el que se fijaba el salario del personal de la administración pública. Recortó en infraestructuras (lo que repercute en una merma de la calidad en los servicios de educación, sanidad,.. puesto que supone que en estos servicios, ya castigados,  no sólo no se va a generar empleo sino, que se va a destruir). Este decreto afecta, además,  a las personas dependientes (eliminando la retroactividad) y a los pensionistas (congelando las pensiones). Con la Reforma Laboral, completa la afectación al conjunto de la sociedad. Ésta afecta a la entrada al mercado laboral porque, hasta el mismo Gobierno lo reconoce, no va a generar empleo, es más, la plantean como una medida que verá sus frutos cuando haya una recuperación económica. Y llegado a este punto, yo me pregunto: ¿qué recuperación económica va a haber si el dinero de las entidades financieras no llega a las empresas ni a las familias? Si no se invierte en las empresas, éstas no pueden producir. Si no producen tendrán que despedir o, en el peor de los casos cerrar. Si los trabajadores y trabajadoras somos despedidos, nuestro poder adquisitivo baja y, en el peor de los casos, desaparece, por lo tanto no podemos consumir. Si no consumimos, comercio y hostelería dejan de funcionar (aquí entran pequeños autónomos), tendrán que despedir y, en el peor de los casos, cerrar. ¿cómo vamos a generar riqueza si únicamente centramos nuestros esfuerzos en ahorrar, en recortar? Hay fuentes de ingresos como son la economía sumergida o el fraude fiscal (planteados éstos y más, en las mesas de negociación) que podrían ayudar a esta recuperación, ¿por qué no se toman medidas al respecto? Por todo esto tenemos que decir BASTA YA. Tenemos que decirles a los señores del Gobierno, que retiren estas medidas y retomen el Diálogo Social. No podemos permitir que siga adelante lo que es el mayor ataque a nuestros derechos en los últimos 30 años. El día 29 yo voy a hacer huelga. A los que tienen miedo a las represalias por hacer huelga yo les digo: es un derecho constitucional y si ahora tenéis miedo, quizás, después tengáis aún más, os recuerdo que no se necesita justificación alguna para el despido. A los que no quieren hacerla por no perder un día de salario yo les digo: hoy tienes ese salario, si no lo defiendes, quién sabe si mañana lo tendrás. A los que dicen que la huelga va a hundir el País yo les digo: se perderán muchos millones sí, pero no les costará mucho recuperarlos. En cambio, se perderán muchos derechos y éstos nos costarán años, incluso décadas, de recuperar. No hay que olvidar que si quién consume no puede hacerlo, el que produce dejará de producir. A los que no saben si hacer huelga yo les digo: es una cuestión de dignidad. Si me quieren quitar el pan de la boca, no seré yo quien se lo dé. A los que  dicen que la huelga no va a servir para nada, yo les digo: ¿Recordáis la huelga general del 20J de 2002? El Gobierno reculó. Claro que hemos oído al Gobierno decir que salga como salga la huelga no va a retirar nada. Sólo faltaría que dijese que sí. Como dijo una celebre actriz hace escasos días “esta es una huelga en defensa propia”. Así no. El día 29, yo voy. Patrícia Pérez, afiliada a CCOO.
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