Pagina 66, Noticias de Alcoy y de El Comtat

Confianza ciega y corrupción política.

Redacción - Divendres, 15 de Abril del 2011
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Artículo de Rafael Adrian Serrano, candidato a la Alcaldía de Alcoy de Unión, Progreso y Democracia. Partir de la confianza personal entre amigos y  familiares es algo normal, lo contrario sería un malvivir, una sinrazón  y ajeno al sentido común. Pero lo que es normal y deseable en las relaciones personales y sociales en general, resulta completamente inadecuado, incluso pernicioso, en la política y en cuanto a la gestión pública de los recursos disponibles. Pero resulta habitual en la política, sobre todo en el ámbito local, que los candidatos pidan el voto a los ciudadanos llamando a otorgarles su confianza personal, que confíen en ellos porque si. Y a estas alturas considero esos llamamientos fuera de lugar, completamente ajenos a cualquier visión realista y sería de la situación política. Estamos cansados de ver cómo cientos de cargos públicos, aprovechándose de la confianza que se les ha otorgado, se corrompen y enriquecen, y enriquecen a sus familiares y “amigos”, con el dinero de todos. La corrupción política se da por diferentes motivos y de diferentes maneras, pero es indudable que ha llegado el momento de echarle el freno dotando, a las instituciones y a los ciudadanos, de mecanismos de control que imposibiliten que la corrupción siga campando a sus anchas. Para ello hay que  impulsar y  poner  en marcha  mecanismos de control e implantar la transparencia en las decisiones políticas y la gestión de los presupuestos, medidas que proponemos desde Unión, Progreso y Democracia como por ejemplo; controles internos y externos para verificar que se actúa conforme a la Ley; participación ciudadana en las decisiones importantes que tengan que tomarse y en la gestión de los distintos servicios esenciales; aumentar las penas y garantizar la acción de la justicia contra los corruptos etc. Éstas serían, entre otras, las razones y los argumentos para que la confianza ciudadana sea algo más que una especie de acto de fe y se pueda, y con razón, confiar en quien así lo plantee y lo lleve adelante. Porque entonces la cuestión de la confianza no será ya una cuestión personal y subjetiva basada en el arriesgado voluntarismo ciego, si no que estará basada en el respeto y la consideración de que la ciudadanía  hace tiempo que alcanzó la mayoría de edad. Yo, como la mayoría de las personas, me considero un ciudadano honrado y que actúa de buena fe, pero eso lo sé yo y las personas de mi entorno más cercano y después de muchos años de convivencia, pero como aspirante a representar públicamente a  todos mis conciudadanos en Alcoy, no puedo basarme en algo tan personal, máxime cuando la corrupción está tan extendida que ha erosionado el crédito de los partidos políticos y de los políticos en general. Esta percepción de la política como algo ajeno a los intereses generales, es muy peligrosa porque abre el camino a opciones populistas reaccionarias y, desde la enorme responsabilidad pública que tienen, los partidos políticos tradicionales deberían partir de la autocritica, ponerse manos a la obra para dignificar la política, dejarse de justificaciones y no quedarse, como hasta ahora, con la única y cínica respuesta  “¡Y tú más!” con la que suelen resolver sus constantes acusaciones mutuas de corrupción. Hablemos de transparencia; de techos y paredes de cristal para que todo el mundo sepa en qué y cómo se utiliza el dinero de nuestros impuestos; de implantar la separación de poderes en el ayuntamiento; de garantizar la autorización previa de los gastos y la independencia de los funcionarios encargados de velar por el cumplimiento de la legalidad; de prohibir, los dos años posteriores al ejercicio del cargo de Concejal o Alcalde ,de trabajar para ninguna empresa que haya tenido contratos importantes con el municipio; de la prohibición de intervenir en ningún acto administrativo de contratación cuando exista algún vínculo familiar o personal con la empresa de que se trate; de impulsar la participación ciudadana en concreto ,fomentando las consultas populares, etc. Hablemos de todo ello y pongamos manos a la obra, dejémonos ya de llamamientos a la confianza porque sí, ésa confianza ciega que, por desgracia, nos lleva a convivir día tras día con la más absoluta desconfianza y desprestigio de la política y los políticos. Por estas razones que se basan en el respeto y la consideración hacia los ciudadanos, en UPyD apostamos por la máxima transparencia y por un férreo  control democrático en la  gestión pública de los intereses generales, y consideramos que  todo los demás, a estas alturas de la película, no son más que milongas o canciones de cuna para seguir adormeciendo al personal.
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