Despedida de Ismael Ortiz, ex párroco de Santa María.
Quisiera encontrar las palabras más adecuadas para dejar por escrito mí despedida de Alcoy, y más concretamente de la parroquia de Santa María y de la Asociación e iglesia de Sant Jordi. Si consulto el sentimiento de fondo, la palabra que emerge rápidamente es agradecimiento.
El 28 de octubre del año 2007 comencé a compartir el ministerio sacerdotal con todos vosotros. Cuando deje Alcoy para incorporarme a mi nuevo destino, probablemente a finales de septiembre de este año 2013, habrán transcurrido seis años, seis cursos, y también seis fiestas de Moros y Cristianos en honor a Sant Jordi en las que he tenido la satisfacción de participar. En todo y por todo doy gracias a Dios y comparto este agradecimiento con todos vosotros.
Tanto en la iglesia de Santa María como en la de Sant Jordi hemos podido encontrarnos habitualmente para alimentar nuestra fe celebrando los sacramentos: eucaristía diaria y dominical; bautismo, reconciliación, matrimonio, exequias, etc. En todo ello habéis participado las personas habituales y las ocasionales. Hemos intentado que en todo momento prevaleciera la acogida.
Tengo que reconocer y agradecer el trabajo constante de quienes formáis parte de los grupos de Catequesis, Cáritas parroquial e interparroquial, Liturgia, Biblia, Cofradía, así como el regalo de haber compartido tantos momentos con la comunidad de Carmelitas de la Caridad y con el colegio La Presentación. La presencia de la comunidad religiosa Vedruna, el grupo de Laicos Vedruna y la comunidad educadora del Colegio son una referencia y una bendición de Dios para todos. Para mi han sido una ayuda y un testimonio importante. Sin olvidar la presencia de la comunidad contemplativa de las Agustinas Descalzas hasta hace poco, y la nueva presencia de las Carmelitas Mensajeras del Espíritu Santo. También tengo que agradecer muy sinceramente la presencia y ayuda de los sacerdotes del arciprestazgo.
Como consiliario de la Asociación de Sant Jordi –Vicario de Sant Jordi- me he sentido en plena sintonía en todo momento. El mundo de la fiesta en Alcoy es una realidad compleja pero muy interesante. Como en cualquier familia o grupo donde hay personas, también están las sombras y las dificultades de relación, pero con todo, sobresale lo positivo. Tanto con la Junta Directiva, como con el grupo de Mayorales, así como con els Primers Trons y Filaes me he sentido acogido, querido e integrado. El actual presidente de la Asociación, Rafael Tortosa, también ha sido para mí un apoyo constante tanto en el mundo de la fiesta como en la vida parroquial y en Cáritas interparroquial. En todo ello sobresale en mí un sentimiento de agradecimiento.
El diácono Luís Sanus y el sacristán Manolo Tierno han sido dos personas entrañables y cercanas en el día a día. Entre las muchas cosas que hemos podido vivir y celebrar, damos gracias a Dios por la vocación de José Luís Doménech Bardisa, actualmente diácono en tránsito al presbiterado, y por su hermana Lirios, que forma parte del la Fraternidad Misionera Verbum Dei. Junto a ellos, aquellas personas que lleváis la vida parroquial en vuestro corazón y lo expresáis en una entrega constante y desinteresada. Algunas de estas personas entrañables ya están en el abrazo de Dios Padre. Las sentimos presentes intercediendo por nosotros.
Aunque sea un tema transversal, también quiero agradecer el bien hacer de los medios de comunicación de Alcoy, a los que he sentido siempre cercanos y dispuestos a ser altavoz de las realidades eclesiales, sobre todo de la labor de Cáritas. En todos estos medios he podido encontrar buenos profesionales y personas cercanas.
El paso de un sacerdote por la vida parroquial tiene que ver con la misión de la Iglesia, con el deseo de despertar y cuidar la la vida de fe. En la ayuda que hayáis podido recibir en mi paso por Alcoy, doy gracias con vosotros a Dios. Por mis fallos y omisiones, pido perdón a todos. En la parroquia de los Santos Juanes de Puçol continuaré recordándoos con afecto y en la oración, sobre todo, cuando celebre la eucaristía con la nueva comunidad parroquial que se me ha encomendado. Rezad también vosotros por mí.
¡Gracias a todos por todo!
Quisiera encontrar las palabras más adecuadas para dejar por escrito mí despedida de Alcoy, y más concretamente de la parroquia de Santa María y de la Asociación e iglesia de Sant Jordi. Si consulto el sentimiento de fondo, la palabra que emerge rápidamente es agradecimiento.
El 28 de octubre del año 2007 comencé a compartir el ministerio sacerdotal con todos vosotros. Cuando deje Alcoy para incorporarme a mi nuevo destino, probablemente a finales de septiembre de este año 2013, habrán transcurrido seis años, seis cursos, y también seis fiestas de Moros y Cristianos en honor a Sant Jordi en las que he tenido la satisfacción de participar. En todo y por todo doy gracias a Dios y comparto este agradecimiento con todos vosotros.
Tanto en la iglesia de Santa María como en la de Sant Jordi hemos podido encontrarnos habitualmente para alimentar nuestra fe celebrando los sacramentos: eucaristía diaria y dominical; bautismo, reconciliación, matrimonio, exequias, etc. En todo ello habéis participado las personas habituales y las ocasionales. Hemos intentado que en todo momento prevaleciera la acogida.
Tengo que reconocer y agradecer el trabajo constante de quienes formáis parte de los grupos de Catequesis, Cáritas parroquial e interparroquial, Liturgia, Biblia, Cofradía, así como el regalo de haber compartido tantos momentos con la comunidad de Carmelitas de la Caridad y con el colegio La Presentación. La presencia de la comunidad religiosa Vedruna, el grupo de Laicos Vedruna y la comunidad educadora del Colegio son una referencia y una bendición de Dios para todos. Para mi han sido una ayuda y un testimonio importante. Sin olvidar la presencia de la comunidad contemplativa de las Agustinas Descalzas hasta hace poco, y la nueva presencia de las Carmelitas Mensajeras del Espíritu Santo. También tengo que agradecer muy sinceramente la presencia y ayuda de los sacerdotes del arciprestazgo.
Como consiliario de la Asociación de Sant Jordi –Vicario de Sant Jordi- me he sentido en plena sintonía en todo momento. El mundo de la fiesta en Alcoy es una realidad compleja pero muy interesante. Como en cualquier familia o grupo donde hay personas, también están las sombras y las dificultades de relación, pero con todo, sobresale lo positivo. Tanto con la Junta Directiva, como con el grupo de Mayorales, así como con els Primers Trons y Filaes me he sentido acogido, querido e integrado. El actual presidente de la Asociación, Rafael Tortosa, también ha sido para mí un apoyo constante tanto en el mundo de la fiesta como en la vida parroquial y en Cáritas interparroquial. En todo ello sobresale en mí un sentimiento de agradecimiento.
El diácono Luís Sanus y el sacristán Manolo Tierno han sido dos personas entrañables y cercanas en el día a día. Entre las muchas cosas que hemos podido vivir y celebrar, damos gracias a Dios por la vocación de José Luís Doménech Bardisa, actualmente diácono en tránsito al presbiterado, y por su hermana Lirios, que forma parte del la Fraternidad Misionera Verbum Dei. Junto a ellos, aquellas personas que lleváis la vida parroquial en vuestro corazón y lo expresáis en una entrega constante y desinteresada. Algunas de estas personas entrañables ya están en el abrazo de Dios Padre. Las sentimos presentes intercediendo por nosotros.
Aunque sea un tema transversal, también quiero agradecer el bien hacer de los medios de comunicación de Alcoy, a los que he sentido siempre cercanos y dispuestos a ser altavoz de las realidades eclesiales, sobre todo de la labor de Cáritas. En todos estos medios he podido encontrar buenos profesionales y personas cercanas.
El paso de un sacerdote por la vida parroquial tiene que ver con la misión de la Iglesia, con el deseo de despertar y cuidar la la vida de fe. En la ayuda que hayáis podido recibir en mi paso por Alcoy, doy gracias con vosotros a Dios. Por mis fallos y omisiones, pido perdón a todos. En la parroquia de los Santos Juanes de Puçol continuaré recordándoos con afecto y en la oración, sobre todo, cuando celebre la eucaristía con la nueva comunidad parroquial que se me ha encomendado. Rezad también vosotros por mí.
¡Gracias a todos por todo!


















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