Pagina 66, Noticias de Alcoy y de El Comtat

Alcoi, 1938

Redacción - Dimarts, 17 de Setembre del 2013
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Artículo de opinión de Bartolomé Sanz Albiñana, doctor en Filología Inglesa. Hace 75 años el marco en el que se configuraba España durante el segundo año del conflicto fratricida era el siguiente. Franco había constituido su primer gobierno a comienzos de año. En abril las tropas nacionales llegaban al Mediterráneo, y de julio a noviembre tenía lugar la Batalla del Ebro. El abatido ejército republicano no conseguía frenar el avance de los rebeldes en su ofensiva sobre Cataluña. En Alcoi, el 20 de septiembre tiene lugar el primero de los siete bombardeos acaecidos hasta el 11 de febrero de 1939. El número de víctimas ascendería a 64, siendo 624 el número de bombas de diferentes calibres lanzadas por la aviación italiana. También resultaron destruidas un gran número de fábricas textiles. Mientras tanto, y aunque nos parezca extraño visto en la distancia, la vida en la ciudad seguía. Sirvan como ejemplo las pinceladas que siguen a continuación. En enero se nombra a Emilio Corbí encargado de la custodia de la Biblioteca pública Municipal”, y ese mismo año se propone que se ubique en el local “de la antigua Iglesia del edificio denominado de las Esclavas”. En julio Roberto Moya Moya, Director de la Escuela de Ciegos, “solicita se le aumente la subvención en el sentido de que, como la cantidad indicada no figura en el presupuesto municipal de Cultura, entiende debe pasar a informe de la comisión de Hacienda. En agosto, pese a que el problema de falta de moneda fraccionaria se había solucionado parcialmente con las medidas tomadas el año anterior, vuelve a detectarse la misma situación, proponiéndose la emisión de billetes de 1 peseta y de 0,25 pesetas . La sesión del pleno del Consejo Municipal de Alcoy, que debía celebrarse el día 26 de septiembre, no tuvo lugar a pesar de contar con la presencia de todos los consejeros, “[ya que] en atención a que estaban realizando servicios de urgencia con motivo de los bombardeos sufridos en esta ciudad, se acordó suspender la sesión para celebrarla por segunda convocatoria el día veintiocho del actual”. En la sesión celebrada este último día “se procedió a la lectura de sendos telegramas y escritos remitidos por la Delegación Provincial Social, Gobernadores Civiles de Alicante y Cuenca, Consejos Municipales de Cocentaina, Valencia, Alicante y Bañeres, Radio de Jijona, Presidente de la Audiencia de Alicante y Juez de primera instancia e Instrucción de este partido, en los que significaban el sentimiento que les produjo los brutales bombardeos sufridos por esta ciudad los días veinte, veintidós y veintitrés del actual” . De la sesión celebrada ese día cabe destacar el grave perjuicio que está causando la deserción de los enfermeros y enfermeras en el hospital civil municipal de Oliver, “sin darse cuenta de la misión de sacrificio a que están ligados y más en los momentos de los crueles bombardeos facciosos”. Esta grave situación, que ha causado un excesivo número de heridos y enfermos, obliga a la corporación municipal a acordar que, mientras duren las actuales circunstancias, a los médicos Don Joaquín Morrió Jordá y Don Carlos Ferrándiz Boronat, así como a los cuatro practicantes que vienen prestando servicio en dicho Establecimiento, se les facilite comida, cena y cama […]” . La deserción de veintidós empleados del hospital durante los bombardeos hasta la fecha provoca un largo debate, acordándose finalmente suspender de empleo y sueldo durante un mes a los implicados, “sin perjuicio de la formación del oportuno expediente para depurar las responsabilidades contraídas por abandono del cargo, designando juez instructor del mismo al consejero Jorge Miró Pérez y secretario al funcionario administrativo Rafael Vilaplana Espinós”. El sindicato del ramo, por otra parte, ya les ha cesado. No obstante, algún consejero asume algún tipo de responsabilidad en la actuación de los empleados sanitarios puesto que después de dos años de guerra, los empleados del hospital siguen sin refugios a los que acudir en caso de peligro. La escasez de productos de primera necesidad tiene también su reflejo en los documentos oficiales en donde surgen preguntas sobre el reparto de arroz que no se ha hecho en mes y medio, la ración de pan que no aumenta, la falta de peso del mismo, los seis viajes infructuosos a Alicante en busca de arroz, jabón (para prevenir la sarna), azúcar, judías y garbanzos, falta de carbón para calefacción en el hospital de Oliver, etc. El Gobernador, que ha prometido mandar pescado de Campello esa semana, les adelantó “que el caso de Alcoy era igual que el de Alicante, por lo cual si esta ciudad pasa hambre, Alcoy también lo pasará, pues en estas poblaciones ocurre que son industriales y los pueblos agrícolas se reservan primero para ellos sus productos”. Un ejemplo de las dificultades del momento es el hecho de que “en Alcoy no se puede ir a molturar a ningún molino, por lo cual el vecindario tiene que ir, primero, por esos campos a comprar grano; luego traerlo a Alcoy, y después ir a los pueblos cercanos a molturarlo” . Otro concejal añade que “los ciudadanos de Alcoy van a la provincia de Valencia a buscar cuatro o cinco quilógramos y no es un secreto, pues lo saben todos, que luego han de ir a Muro a molturarlo, porque allí no se ponen dificultades y aquí sí, y no hay que vivir sino de realidades”. Un telegrama del Gobernador civil, leído en la sesión del Consejo Municipal del día 30 de noviembre, ordena que “en los salones de actos y dependencias oficiales de ese Consejo Municipal no deben existir más retratos que el de S. E. el Sr. Presidente de la República [Manuel Azaña] ni más alegoría que la de la República, debiendo ser retirados todos aquellos otros cuadros que no sean los que precisamente quedan indicados. Comuniquen esta orden a todos los Alcaldes de ese Partido judicial. Y mientras el pueblo llano sufría hambre y calamidades, la máquina burocrática estatal seguía también su curso con el fin de no perder el hilo del futuro; un buen ejemplo es que el mismo día del primero de los bombardeos en Alcoi, se aprobaba una ley educativa que acometía una nueva reforma de la Segunda Enseñanza, que pasaba a denominarse Enseñanza Media. Así, junto al Bachillerato, empiezan a ser visibles otro tipo de enseñanzas de carácter práctico. Entre otras novedades, este plan introduce, por ejemplo, el “Libro de calificación escolar”, que en su primera página contará con los datos del alumno y una fotografía, y en las páginas sucesivas los profesores irán dejando constancia del progreso del alumno curso tras curso. Así fueron las cosas hasta hace cuatro días, como los mayores recordarán. El ministro responsable de esa reforma, Pedro Sáinz Rodríguez, que lo fue también de las purgas y depuraciones del sistema de enseñanza republicano, añade la nota graciosa y picarona a aquel tiempo de penuria. Al enterarse Franco de que, entre reforma y depuración, el ministro de Educación Nacional, introductor asimismo en el país del tráfico de influencias, hacía uso del coche oficial para ir de picos pardos, es decir, a burdeles, lo destituyó de un plumazo. Ya ven, jerigonzas típicas de ayer, de hoy y de siempre, apropiadas, eso sí, para la continuación de una saga esperpéntica de La escopeta nacional, la película de Berlanga que desgraciadamente Franco se perdió.
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