Aunque los gatos son los animales más propensos a ello, el problema del pelo en el estómago de los animales se da también en otras mascotas, como pueden ser los conejos.
Según Juan Sirvent, de Aitana Cínica Veterinaria, “el hecho de que afecte más a los gatos se debe a que pasan un tercio de su tiempo aseándose, y lo que es un buen hábito de higiene trae, en ocasiones, complicaciones”.
La lengua del gato quita mucho pelo muerto, como si se cepillase, y una buena parte termina en el estómago, a veces en forma de bolas de pelo, lo que técnicamente se llama tricobezoares. Si estas bolas siguen su tránsito normal, se eliminan con las heces y no pasa nada.
La cuestión es distinta si el pelo no es capaz de atravesar el píloro, causan gastritis con vómitos e inapetencia, y en ocasiones no pueden ser totalmente expulsadas. Solo si no son demasiado grandes podrán salir después con las heces.
El problema se hace grave si las bolas se quedan retenidas en el intestino. La consecuencia puede ser pérdida total del apetito y oclusión intestinal. Como explica el veterinario Juan Sirvent, de Aitana Cínica Veterinaria, “en ese caso ayudamos a que salga esa bola de pelo desde el intestino hasta el ano. Sólo en casos más graves nos vemos obligados a intervenir quirúrgicamente para sacar el pelo del interior del animal”.
Para prevenir el problema, lo mejor es cepillar a nuestra mascota a diario. Hay que hacerlo primero a contrapelo, y después al revés. Pasar una toalla húmeda quita todos los restos que hubieran podido quedarse.
Además, podemos aportar un extra de fibra en la dieta del gato, o complementos nutricionales como la malta con lo que mejoraremos el tránsito intestinal. La naturaleza es sabia y por eso los felinos ingieren hierbas de cuando en cuando.


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