Rafa Valls corriendo el Tour de Francia. David Belda ganando la Vuelta a Castilla y León. Valls trabajando para Rui Costa, actual campeón del mundo de ciclismo. Belda consiguiendo dos triunfos de etapa en la Vuelta a Portugal...
Escribimos estas oraciones en gerundio porque esto está pasando ahora. Estos dos jóvenes ciclistas contestanos son el presente. Son los que están ilusionando con sus éxitos al pueblo que les hizo deportistas.
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Será difícil desbancar al fútbol de su estatus como deporte rey en España, pero en Cocentaina el ciclismo siempre ha sido tradición.
No cabe duda de que la figura de Vicente Belda, padre de David, ha influido mucho en la práctica de un deporte que la Villa Condal no debe olvidar. El trofeo San Hipólito, entre muchos otros que de los que se disputan, cierra vías como el Passeig del Comtat para el disfrute del ciclismo. Y la gente llena las calles para ver correr a jóvenes amateurs.
Valls y Belda son fruto de esta pasión por las bicicletas. Al igual que muchos otros niños que viven estas competiciones locales como si se tratara de la Champions League para los futboleros. Seguramente también participarían en la Festa de la Bici que año tras año organizaba el Ayuntamiento de Cocentaina si sus compromisos se lo permitiesen.
Con esa ilusión y con una preparación desde bien pequeños, Belda y Valls están logrando lo que de pequeños soñaban: triunfar como profesionales en el mundo del ciclismo. Y el sueño debe continuar. Las metas que se impongan deben ser mayores. Porque en esto del deporte nunca se sabe qué va a pasar. Quien le diría al estadounidense Chris Horner que con casi 42 años iba a ganar la Vuelta a España, su primera y única competición grande...
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Vicente Belda tiene su calle en Cocentaina en reconocimiento a su gran labor en el deporte. Rafa Valls y David Belda van por el mismo camino, y todavía son jóvenes.
Entretanto, esperaremos pegados a la tele, pendientes de los medios digitales o comentando sus éxitos junto a un periódico en la barra de un bar, acompañados de un buen plato de ‘tostons’. En cuanto haya oportunidad, saldremos a lo alto de algún puerto de montaña para poderlos ver pasar acompañados del gran pelotón.
Así, podremos revivir aquellos mágicos momentos de éxitos para el deporte de la comarca, como los de aquellas etapas épicas de Vicente Belda en los 80. Ahora, al pasar, volveremos a gritar, aunque cambiando los nombres: ¡Mira Rafa Valls! ¡Mira David Belda!




















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