Tras la crisis institucional, todas las formaciones políticas están intentando adaptarse a la nueva política que llega. Han recibido el diagnóstico y tratan de poner medicina, o eso dicen, o eso creen.

La pena es que, por acción o por omisión, la mayor parte de los partidos políticos se están quedando en la forma, con la convicción de que los ciudadanos, los votantes, sus ‘jefes’ van a cambiar su percepción de la realidad si les dicen aquello que creen correcto, lo que no significa para ellos modificar lo fundamental, las motivaciones de cada actuación.

En la política local y comarcal los parámetros que se utilizan también continúan siendo los de siempre. Quitado de algún caso, más que centrarse en la gestión de gobierno o de oposición lo más común es que estén preocupados en cuándo salen y cuánto se les ve, en aparentar, sin llegar a valorar que sólo comunicando bien el pequeño esfuerzo diario se va a conseguir convencer. Es aquello que siempre han hecho los padres de educar con el ejemplo.

La clave del éxito en las próximas elecciones está ahí, el  en ejemplo dado. Solamente saldrá bien parado de estos comicios con incógnita quien sea capaz de ‘transparentar’ de manera eficaz a los ciudadanos que trabaja para ellos, para todos. Y que sea verdad.

Quien permanezca instalado en la preocupación de la comunicación partidista, hacer para que se vea, procurar buenas críticas y censurar observaciones negativas verá el abismo a sus espaldas, o más abajo.