No hay rincón del que no se pueda extraer una gran imagen, como esta que nos ha prestado este mes el fotógrafo Pedro Ruiz de la Rosa.
Una cortina que vuela en perfecta diagonal nos señala el camino hacia el interior de un edificio en el que una mujer mitiga su calor con un abanico. Una instantánea con perfecta compensación de luces entre el interior. Una imagen cotidiana, un día de verano, de cualquier verano en el sur de Europa.
El matiz llega cuando abrimos la mirada y el resto de la foto nos empieza a contar otra historia. La imagen está tomada en el Cementerio Dos Prazeres, el mayor camposanto de Lisboa. A la narración inicial se unen nuevos elementos cargados de recogimiento, silencio y soledad.
Tal y como dijo Pessoa: «La poesía consiste en encontrar la belleza en lo cotidiano».
Esta es una de las fotografías más conocidas y reconocidas de Pedro Ruiz de la Rosa. Forma parte de su serie Lisboa, Refugio do Tempo en la que los viejos tranvías del Barrio Alto comparten luces con la ropa tendida en El Chiado.
En concreto, esta imagen tomada en 2001 ha estado en múltiples exposiciones individuales y colectivas, formando parte de los fondos de la Colección EFTI.
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