Entrevistamos al bailarín alcoyano Isaac Montllor, componente de la Compañía Nacional de Danza desde hace más de trece años, en el Passeig Ovidi Montllor. Y es que Isaac es sobrino de Ovidi.
¿Cómo un niño que estudió en el colegio Sant Roc ha acabado bailando por todo el mundo?
-Me gustaba bailar te diría que desde que nací. Mis profesores les decían a mis padres que no paraba quieto. Yo les comenté que me gustaría ir a clases de danza y no se lo pensaron. Así comencé. Primero en la academia de baile de Ana Calvo con 7 años y después, el año siguiente, con la edad mínima, ya entré en el Conservatorio.
¿Recuerdas la primera vez que saliste a un escenario?
-La primera fue con Ana Calvo pues en el Conservatorio no había festivales fin de curso, solo clases. También recuerdo el primer día en el Conservatorio. Me acompañaron mi padre y mi hermano. Se me quedó grabado.
Se trata de una disciplina con gran dedicación desde edades tempranas.
-Cierto. Una dedicación absoluta. Muchas horas de clases, todos los días de lunes a viernes. Al acabar el colegio me iba al Conservatorio. No echaba de menos jugar. Colegio y danza eran mi día a día y nunca me importó no jugar más o hacer más cosas de niño. Estoy orgulloso y feliz de lo que he hecho.
Por cierto, hablando de tu infancia, ¿qué recuerdos tienes de tu tío Ovidi?
-Él vivía en Barcelona y nosotros en Alcoy. Él venía muy poco. ¡Venía menos que yo vengo ahora! Era muy pequeño y lo tenía idolatrado. La primera vez que lo vi actuando y cantando tuve sensaciones que me impactaron, pensé, siendo niño, que algún día subiría también a un escenario y lo he conseguido.
¿Cuál fue tu siguiente etapa?
-Al acabar el Conservatorio me fui a Valencia a seguir progresando con una profesora muy buena, África Hernández. Con ella estuve un año y medio trabajando duro. De ahí fui a Madrid y al poco entré en la Compañía Nacional de Danza.
En la Compañía Nacional están solo los mejores…
-¿Los mejores? No lo creo. Todos tenemos puntos fuertes y débiles. No podemos ser superbuenos en todo, pero sí es la compañía de referencia en nuestro país, la compañía top, aunque al ir fuera, ves a gente, compañías, bailarines, coreógrafos… y ves que estamos lejos.
¿Es un mundo tan competitivo como parece?
-Sí es competitivo, aunque depende de los compañeros que tienes y de la compañía a la que perteneces. En mi caso he tenido suerte y los compañeros con los que he estado siempre me han ayudado y he aprendido con ellos y lo agradezco. Intentas apartar esa competitividad. Yo me limito a seguir con mi camino.
Por lástima, no sois personajes conocidos.
-Sí, no se conoce el mundo de la danza, no se fomenta y es una pena. Se ve un programa de televisión cualquiera o el fútbol antes que ir a la danza o al teatro. Cuando se ha programado danza en la tele ha sido a las dos o tres de la mañana, horas a las que no sirve de nada.
Por el contrario, noticias relacionadas con la danza tienen gran seguimiento y son muchas las personas que la practican.
- La verdad es que los teatros no se llenan. Hace poco actuamos en Tudela en un teatro reformado tras años cerrado, con una programación magnífica, y el teatro estaba vacío. Los teatros están vacíos. Los que se interesan van, pero los que lo desconocen es raro que vayan una vez. Gente que no está en mi mundo nunca han ido a ver danza ni de casualidad. Tienen una idea de una danza encorsetada.
Al Teatre Calderón viniste hace unos tres años con ‘Cor perdut’.
-Fue muy emocionante. Hacía mucho tiempo que no venía a Alcoy, antes de la reforma del teatro. Volví con extractos de piezas de Nacho Duato. Conozco a mucha gente en Alcoy y conseguí llenar el teatro. Me dijo el director que no lo había logrado hasta ese día. Quiero volver. Intentaré ver si el año que viene puedo organizar algo que llegue hasta Alcoy.
¿Cuáles son tus proyectos actuales?
-Ahora estamos en Madrid acabando la temporada. Luego iremos de gira a Alemania, después a la Expo de Milán, en el pabellón España y en julio Cartagena y Las Palmas. Ahora estamos haciendo ‘Carmen’. Hace poco que estrenamos. La versión ha cambiado. Es de un coreógrafo sueco, con otra energía. Se centra en el personaje de Don José y no en Carmen. Es un maltratador, un problema muy actual, y él es el que tiene el peso de la obra.
¿Algún proyecto futuro?
-La verdad es que no. Llevo desde 2002 en la Compañía Nacional, con un pequeño paréntesis, y no tengo intención de dejarlo ni moverme de allí. Solo quiero bailar muchos años, mientras el cuerpo aguante. Sé que algún día se tendrá que acabar, no se puede bailar eternamente y no puedo evitar pensar en el futuro. Ya veré hacia donde me dirijo, pero seguro que eso tardará aún mucho.
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