Dentro de la categoría de los trastornos del control de los impulsos, se encuentra el trastorno explosivo intermitente que se caracteriza por el fracaso a la hora de resistir los impulsos agresivos.
La consecuencia de esta falta de control puede provocar daños importantes tanto en otras personas como en la destrucción de propiedades, ya sea por ejemplo amenazas o agresiones o romper objetos, por citar algunos casos. Por ello en Mentalclinic creen que es importante conocer qué son estos ataques y cómo actuar ante ellos.
El grado de agresividad suele estar fuera de proporción con relación a la provocación o a la situación de estrés del momento. Por ello se suelen denominar estos episodios como ataques de ira, precedidos por sensaciones de tensión y a los que se suceden de forma inmediata una sensación de alivio y muchas veces de arrepentimiento, remordimiento y puede que vergüenza por su comportamiento.
Estos episodios agresivos no son explicados por ningún otro trastorno psicológico y no suelen ser debidos a los efectos fisiológicos directos de alguna sustancia, como una medicación excesiva o un abuso de drogas, o a una enfermedad médica.
Los que padecen estos trastornos explosivos intermitentes hablan de impulsos agresivos intensos antes de sus propios actos agresivos. No son capaces de resistirse a estos impulsos y ceden ante ellos.
Sí están asociados a síntomas como la irritabilidad, la rabia, la rápida aparición de un estado de ánimo deprimido y fatiga después de los actos agresivos. También se pueden dar con anterioridad síntomas tales como hormigueos, temblores, palpitaciones, presión en el pecho o en la cabeza…
Las personas que padecen estos trastornos del control de los impulsos sufren efectos como la pérdida del trabajo, problemas con la pareja o la familia, accidentes de tráfico, expedientes en los centros educativos, problemas financieros o legales.
Para evitar estas pérdidas del control es importante que estas personas que lo sufren lo reconozcan, sean conscientes de ello y pidan ayuda para aprender a controlar estos impulsos por parte de manos profesionales como los que trabajan en Mentalclinic. Una terapia psicológica congnitivo-conductal puede ayudar a mejorar este control, transformar el ataque de ira en emociones más controlables. También puede ser adecuada la terapia farmacológica y por supuesto no utilizar ni alcohol ni drogas pues estas hacen que el control se pierda con más facilidad.
CLÍNICA DE PSIQUIATRÍA Y PSICOLOGÍA MENTALCLINIC
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