La aparición de las arrugas, de la flaccidez y la pérdida de definición del rostro siempre va asociada a una alteración de los puntos de mayor luminosidad y de las sombras a que da lugar la luz cuando se refleja en nuestra cara, y esta alteración hace que tengamos un aspecto envejecido y apagado.
La causa es que se produce con el paso del tiempo una disminución del volumen de los compartimentos grasos que además descienden por acción de la gravedad y por el deterioro de las fibras elásticas de sostén, también disminuye el volumen de los músculos, se va reabsorbiendo el hueso y se pierde la turgencia de la piel. Y todo ello hace que se modifiquen como hemos dicho, los puntos de mayor reflejo de luz que son principalmente las comisuras de los labios (línea que baja desde la comisura hacia la barbilla), la línea de la ojera y la unión de esta con la mejilla, las sienes y zona externa-superior del ojo (cola de la ceja) y las fositas a los lados de las alas de la nariz (surcos nasogenianos). Simplemente rellenando estos puntos con ácido hialurónico conseguiremos reiluminar la cara y darle un aspecto sano y jovial.
Si hay un componente muy importante de descolgamiento o flaccidez los hilos tensores tienen como finalidad reposicionar las estructuras por lo que nos apoyaremos en ellos para conseguir un retensado no quirúrgico, lo que se conoce hoy en día como lifting no quirúrgico o lifting del fin de semana.
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Si lo que predomina es la falta de densidad y turgencia de la piel contamos con los estimuladores de la formación del colágeno para recuperarlas de forma natural. También tendremos en cuenta, además de la textura de la piel, el aspecto de la superficie valorando su coloración, tamaño del poro, existencia de cicatrices, manchas como léntigos o melasmas, alteraciones vasculares como telangiectasias o puntos rojos, queratosis seborreicas o queratosis actínicas, acné, rosácea, etc. Y para mejorar todos estos inestetismos nos apoyaremos en otros tratamientos cosméticos, farmacológicos y tecnológicos como cremas, peelings químicos o distintos láseres y otros tipos de dispositivos médicos.
Vemos pues que el tratamiento del envejecimiento facial debe ser enfocado teniendo en cuenta las alteraciones anteriormente mencionadas y el momento evolutivo en que las encontramos, valorando en cada momento cuál es la alteración preponderante. Solo así tendremos resultados naturales, cambios aparentemente sutiles pero contundentes a la hora de rejuvenecer un rostro y armonizarlo con sentido común.
Consulte su caso con un especialista en medicina estética o un dermatólogo de confianza.


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