Hoy, 19 de abril de 2.019, sin los 27 cañonazos de rigor, con un día gris, por ahora sin agua, -con la falta que hace-, mi subconsciente me traslada al 19 de abril de 1979. Los primeros Ayuntamientos democráticos después de toda una vida vivida en la oscuridad de un régimen cultural, social, religioso, que nos prohibía hasta el pensamiento. Y, por desgracia, ESO no se lo creen demasiados de los jóvenes de hoy. Piensan que esa libertad con la que se mueven hoy se ha tenido desde siempre. ¡Id con cuidado porque la historia suele repetirse!

Tal día como hoy, un puñado de jóvenes de nuestro pueblo –que ya no cumplirían los 40 años-, centenares a lo largo y ancho de nuestro País, Comunidad o Región, tomaban posesión de unos cargos, Alcaldes –no recuerdo ninguna Alcaldesa- y Concejales/as con una única y general convicción: trabajar por y para su pueblo. Sin emolumento alguno, sin intención de servirse del cargo para algo inconfesable. Todos y todas, del Partido  A al Partido Z, imbuidos con el mismo afán y con el mismo criterio. Fueron años de convivencia entre diferentes opiniones. Fueron años ilusionantes, de creencias ideológicas muy arraigadas, con una confianza total de que a todos/as nos movía una misma finalidad, nuestro pueblo.

Fueron unas elecciones importantes, inicio de la transformación de una sociedad basada en el fundamentalismo, en la negación de la cultura, la igualdad de oportunidades, el bienestar social.

Hoy, cuarenta años después, pienso en que volvemos a situarnos en una encrucijada extremadamente vital y peligrosa. Por eso, como despedida, a mayores y jóvenes, os deseo que votéis, y que lo hagáis desde vuestro convencimiento, con vuestro criterio. Sin dejaros arrastrar por tantas y tantas mentiras, injurias, descalificaciones y calumnias que muchos, demasiados profieren. Hoy, tenéis a vuestro servicio, algo que debe usarse con inteligencia, información. Sabed usarla. ¡Suerte!

Gracias a todas y todos los que, hace CUARENTA AÑOS, contribuimos a mejorar una injusta sociedad.