Estos días hemos vivido el paso de una borrasca por nuestra ciudad. La cual ha pasado con más pena que “Gloria”. Pena, porque los más pequeños esperaban despertar con las calles cubiertas por un manto de nieve. Pena, porque a pesar de los avisos, la ciudad quedó incomunicada, una vez más. “Gloria” ha dejado la gloria –valga la redundancia– de abastecer los acuíferos. Aunque también hay algo de pena ya que en alguno el agua no era apta para el consumo. Pena, porque  varios edificios de la zona centro, abatidos por la lucha mantenida contra el temporal, terminaron sucumbiendo a su poder.

El derrumbe de los edificios pone en evidencia el deterioro y la entrada en un bucle decadente que está sufriendo el corazón de la ciudad. Cierto que no se puede luchar contra los elementos, pero sí prevenir sus consecuencias o que éstas sean las mínimas posibles.

Meses atrás se anunciaba a bombo y platillo un concurso para obtener las llaves de un piso en el centro. “Vols les claus del centre?” lo llamaron. Pregunten si “algú les vol ara”.

Y mientras el centro, poco a poco, pasa de ser centro histórico a centro sin historia, la oposición se llena de “Gloria” utilizando la confusión del temporal para intentar derrocar al señor Francés y ocupar el sillón consistorial que todos anhelan, en vez de ejercer de auténtica oposición. Y el gobierno municipal continua construyendo castillos en cielo para que Alcoy sea una “Smart City”. Ciudad inteligente que basa sus pilares en Sostenibilidad y Accesibilidad, entre otros. Trabajo arduo y pesado tienen desde el gobierno para modelar una ciudad sostenible si no se sostiene ni por ella misma, una ciudad accesible si cuando hay un temporal queda inaccesible.

Para conseguir una ciudad inteligente, en primer lugar se debe gobernar y hacer oposición de forma inteligente; teniendo la capacidad de entender o comprender las necesidades de la ciudad y la capacidad de resolver los problemas. Eso, es la inteligencia. La demagogia es gobernar y opositar.