La crisis mundial de la Covid-19 ha modificado el 2020 a todos, pero sobre todo al pequeño comercio y a la hostelería, que intenta salir adelante mientras las posibilidades de un segundo confinamiento atemorizan cada día. La decisión de muchos este verano ha sido no cerrar la persiana del negocio para intentar paliar las perdidas de los meses que se mantuvieron cerrados.

En Alcoy se puede encontrar de todo, mientras unos no renuncian a sus días de vacaciones y descanso, otros luchan por cerrar la jornada con alguna venta a pesar de que las calles estén desiertas. Con la llegada de agosto, cientos de alcoyanos se exilian a las casetas en el campo o en sus apartamentos en la playa, solo hay que darse un paseo por la ciudad un 10 de agosto para ver que la población desciende notablemente. Este escenario digno de una película del lejano oeste no ha cambiado con el coronavirus.

En cambio, sí que notamos que el número de locales abierto es mayor. Algunos han optado por reducir su horario de venta al publico y otros por mantener su horario habitual, pero la apertura de ferreterías, librerías, clínicas de fisioterapia y, por supuesto, los bares, hacen que la ciudad no sea tan mala opción para pasar los días de calor.

Nos vayamos o nos quedemos hay que tener una cosa clara, la precaución. Utilizando mascarilla, manteniendo la distancia de seguridad y una higiene correcta podemos ayudar al comercio local, compremos o no en él, porque de esa forma evitaremos expandir la Covid-19 y, en consecuencia, un segundo confinamiento que podría obligar a cerrar a más de un pequeño negocio.