Llega el mes de octubre y con él uno de los alimentos más característico de esta época: la calabaza. Con la celebración de Halloween, este fruto gana protagonismo pudiendo encontrarlo de diferentes formas y para distintos usos. Aunque en España la más conocida sea la variedad de cidra, con forma de pera, también podemos encontrar otras clases como la americana (la famosa Jack-o’-lantern), la de violín o la de cuello torcido.

Las calabazas, tal y como nos han indicado nuestros expertos de La Finca Ecológica, proporcionan vitaminas y minerales esenciales sin aportar apenas calorías, especialmente las variedades de otoño e invierno. Entre su gran riqueza vitamínica, encontramos betacaroteno o provitamina A, vitamina C y E, y vitaminas del grupo B. Entre sus minerales destacan el potasio, el fósforo, el magnesio, el hierro y el zinc.

Por su composición nutricional, la calabaza es aconsejable en todas las etapas de la vida, especialmente en la infancia, ya que contribuye al buen estado de la piel, los huesos y los dientes, así como del sistema nervioso y el aparato digestivo. También resulta muy recomendable durante el embarazo y la lactancia. Y, además, es un alimento conveniente en caso de diabetes, debido a que sus azúcares se absorben lentamente y no sobrecargan el páncreas.

Lourdes Barea, nuestra experta de La Finca Ecológica, nos ha explicado que, consumida habitualmente, puede resultar beneficioso para, por ejemplo, el aparato urinario en la prevención de cálculos renales, el sistema cardiovascular en la prevención de la angina de pecho, el sistema inmunitario en la prevención de enfermedades degenerativas o la prevención de varios cáncer, sobre todo de colon, vejiga, próstata, pulmón y útero.