Todo el mundo está de acuerdo en que los ingredientes básicos de una pizza margarita son el tomate, el queso (el más habitual es la mozzarella), la albahaca y, por supuesto, el aceite y la sal; pero ¿qué hay del jamón york? ¡Claro que lleva!, dirán algunos, de lo contrario la margarita solo es una pizza sosa. ¡Jamás!, replicaran los otros, ¡eso es un sacrilegio!

Los expertos pizzeros, nos cuenta Pastamanía, desconocen por completo el momento y el lugar en el que se introdujo este alimento (de más); de hecho, son partidarios de mantener el sabor original y en sus margaritas jamás veréis jamón york. Lo cual es una buena noticia, porque se sabe de múltiples ocasiones en las que un ‘italiano de pura cepa’ increpó al cocinero de turno cuando le sacó una margarita con york.

La tradición italiana más extendida es que la margarita se cocinó por primera vez en 1889 (aunque existen algunos antecedentes), exactamente en la pizzería Brandi, en Nápoles, regentada por uno de los pizzeros más prestigiosos del sur del país, Raffaele Esposito. Con motivo de la visita del rey Humberto I y la reina Margarita Teresa de Saboya, Raffaele fue invitado a preparar tres tipos de pizzas diferentes, entre ellas la que nos ocupa. Por aquel entonces la pizza era considerada una comida típica de las clases más bajas; sin embargo, tanto le gustó el plato a la reina, que sería bautizada a partir de entonces con su propio nombre. Además, representaba los colores de la bandera nacional: rojo (tomate), blanco (queso) y verde (albahaca) Por tanto… ¡no llevaba york!

Así que, ya sabe, si eres una de las personas que prefiere la margarita con york, en Pastamanía estarán encantados de preparártela, pero, eso sí, bajo tu propia cuenta y riesgo. ¿Quién sabe? Puede que te mire de forma extraña ese ‘italiano de pura cepa’ de la mesa de al lado.