Para empezar y como hago desde un tiempo, dejar constancia que los políticos continúan sin bajarse un céntimo de sus buenos sueldos y además se los incrementan y ello en plena pandemia, crisis económica que está en recesión, con decremento de las pensiones y los incrementos vergonzosos del butano y la luz. Pero a lo que vamos hoy es a comentar las medidas de la Generalidad Valenciana sobre el confinamiento de Alcoy y las que afectan al resto de los valencianos en los que nuevamente salen como más perjudicados el sector de la Hostelería.

Está bien que se tomen medidas drásticas cuando ello es preciso y ya hace tiempo que se deberían haber tomado pues se veía venir esta nueva situación y quizás tomadas con antelación no hubiera hecho falta llegar el extremo que actualmente venimos de nuevo en sufrir. El legislador, o sea los políticos, han de ser muy precisos cuando publican oficialmente sus intenciones, pero confinar a Alcoy y a un buen número de municipios conlleva el que la decisión sea avalada por las soluciones económicas que conlleva. Pues nada. Absolutamente nada se dice sobre ayudas ni soluciones para empresas y trabajadores y claro otra vez tenemos que ser nosotros mismos quienes hemos de solucionar la cuestión, avanzando vacaciones y quedarse estupefactos ante un cierre total sin comentario alguno acerca de cómo compensar el cierre.

Es decir: en qué situación quedan los trabajadores afectados en ERTE o bien en ERE, y de momento se les van dando vacaciones. Y las empresas no saben si deben continuar cotizando y los autónomos si deben dejar de pagar impuestos, alquileres y en su defecto que ayudas les corresponden. Llegar al extremo de legislar de este modo da una visión de los profesionales de la política que nos gobiernan.

Quiero que el artículo sea breve y tener muy claro que el político ha de legislar y ha de legislar pensando siempre en el bien y el orden social. En cuanto a legislar bien ya lo he analizado antes y en cuanto al orden social lo único que tenemos son enfrentamientos y odios que ellos mismos generan y nosotros sufrimos y pagamos de nuestros bolsillos. Por tanto, el orden social está alterado y se concluye que no aciertan en nada y hemos de preguntarnos si de verdad merecemos tanta indefensión ante tanta impericia o bien somos nosotros los culpables de tanto dislate. Yo desde luego entiendo que nadie tiene la culpa de los desastres naturales pero no soy en absoluto culpable de  la gestión de los mismos y sus desatinos.