De todos los juegos de casino, el blackjack ofrece al jugador una de las ventajas de la casa más bajas y las mejores probabilidades. Como regla general, la ventaja de la casa en esta modalidad de juego oscila entre el 0,5% y el 1,5%. A pesar de ello, los jugadores buscan constantemente diferentes formas de reducir y obtener una pequeña ventaja sobre la casa. Hace apenas unos meses, un nuevo estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés) y el Instituto de Tecnología de California (Caltech) mostró que los jugadores pueden obtener una ventaja en el blackjack usando algo completamente inimaginable para cualquier aficionado a los juegos de azar: el entrelazamiento cuántico.

El entrelazamiento cuántico es probablemente uno de los fenómenos más extraños y sorprendentes de la física moderna. Tanto es así que no se puede explicar con la física clásica. El 15 de mayo de 1935, la prestigiosa revista científica Physical Review publicó un trabajo firmado por Albert Einstein, Borís Podolski y Nathan Rosen que llevaba por título ‘¿Puede la descripción mecanocuántica de la realidad física considerarse completa?’ En ese trabajo, los tres físicos presentaron un experimento mental que hoy conocemos como la paradoja EPR, que a sus ojos demostraba que la mecánica cuántica era una teoría incompleta, ya que esta idea violaba el principio de localidad. Con el paso de los años, el fenómeno analizado por los tres físicos es lo que conocemos con el nombre de entrelazamiento cuántico.

El fenómeno del entrelazamiento cuántico ocurre cuando dos partículas entrelazadas separadas (como los átomos, los electrones o los fotones), sin importar dónde se encuentren en el Universo, pueden comunicar sus estados y compartir la misma información entre sí instantáneamente. En el mundo de la ciencia, esto lleva a la conclusión de que esta comunicación entre las partículas entrelazadas puede viajar más rápido que la velocidad de la luz. En estos momentos, muchos lectores se preguntarán qué tiene que ver el entrelazamiento cuántico con el blackjack. Los autores del estudio del MIT y Caltech se dieron cuenta de que las cartas repartidas por el crupier a cada jugador están correlacionadas. Todas las cartas vienen del mismo mazo y sólo hay una carta de cada tipo. A raíz de esta observación se preguntaron: ¿el entrelazamiento funciona en la mesa de blackjack? Por esto motivo, llamaron a su artículo ‘Blackjack cuántico’.

El experimento del blackjack cuántico

El experimento publicado en Physical Review describe un escenario en el que dos jugadores, Alice y Bob, están jugando juntos contra el crupier, que representa a la casa. El objetivo es que Alice ayude a Bob a ganar en esta modalidad de juego. Para ello comparan tres estrategias diferentes. En la primera estrategia, Alice y Bob cuentan las cartas utilizan el famoso conteo de cartas. En la segunda, Alice simplemente le muestra a Bob su carta. En la tercera, ambos utilizan un sistema cuántico que les ayuda a decidir si deben seguir pidiendo cartas o plantarse. Alice usa primero el sistema cuántico para informar su decisión sobre si debería o no elegir una tercera carta. Entonces Bob, que no conoce la carta de Alice directamente, puede usar la información del sistema cuántico, junto con la decisión de Alice, para crear su propia estrategia.

El sistema entrelazado otorga a Alice y Bob una pequeña ventaja sobre la casa en el blackjack, aunque sólo en situaciones limitadas donde la cantidad de cartas que quedan en la baraja del crupier es baja. A pesar de ello, Joseph Formaggio, profesor de física y uno de los autores del estudio publicado en Physical Review, señala que los jugadores necesitarían un capital elevado y un ordenador cuántico para utilizar esta estrategia, por lo que los casinos, especialmente los operadores de casino online, están a salvo de esta amenaza tan particular. En cualquier, el resultado es prometedor, ya que la comunicación cuántica tiene algunas ventajas, independientemente de lo pequeña que sea.

La relación entre el MIT y el blackjack

El Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) fue el lugar donde nació uno de los equipos más exitosos en la historia del conteo de cartas en el mundo del blackjack.  Un grupo de jugadores que todavía se recuerda hoy en día por sus logros en las mesas de juego. La historia de este equipo comienza con Bill Kaplan en el año 1977. Acababa de salir de Universidad de Harvard y se suponía que iba a ingresar directamente en la Escuela de negocios Harvard (Harvard Business School). Sin embargo, Kaplan decidió aplazar su entrada por un año para mudarse a Las Vegas y empezar a jugar al blackjack, ya que había leído el libro de Edward Oakley Thorp llamado ‘Beat the Dealer: A Winning Strategy for the Game of Twenty-one’.

Kaplan creó su propio equipo de blackjack en Las Vegas. En nueve meses, convirtió 1.000 dólares en aproximadamente 35.000$. Tras varios meses dirigiendo al equipo, todos los miembros se cansaron, ya que los casinos de la ciudad del juego conocían sus caras. Sin embargo, su vida dio un giro radical cuando el líder de un grupo de estudiantes del MIT, que habían aprendido el conteo de cartas por un pequeño curso impartido en el Instituto Tecnológico, lo escuchó hablar de sus hazañas en Las Vegas en un restaurante chino en Cambridge. Kaplan se convirtió en el líder del grupo de estudiantes del MIT y cambió el antiguo método de contar cartas por un sistema de conteo de altas-bajas del libro de Edward Oakley Thorp, que reducía la ventaja de la casa.

El equipo de blackjack del MIT (formado por Kaplan, un grupo de estudiantes del Instituto Tecnológico y ex alumnos de algunas de las mejores universidades de Estados Unidos) ganó millones de dólares en las mesas de juego de los casinos de todo el mundo. En 1993, la presión de los establecimientos de juego, que conocían sus caras y no los dejaban volver a apostar en sus mesas, hizo que Kaplan deshiciera el grupo, que en ese momento contaba con hasta 80 miembros. Aunque muchos integrantes siguieron jugando al blackjack, el éxito del grupo radicó en que fue el único equipo que realmente ganó año tras año, debido a que lo manejaron como un negocio.