La lechuga es considerada la reina de las ensaladas, pero para muchos también es sinónimo de dieta, significado que desvirtúa a esta hortaliza repleta de grandes propiedades que benefician el correcto funcionamiento de nuestro organismo. En definitiva, la lechuga es un alimento que se debería comer los 7 días de la semana.

Nuestra experta de La Finca Ecológica, Lourdes Barea, nos ha comentado algunos datos sobre su origen. La lechuga (Lactuca sativa) pertenece a la familia de las asteráceas y se cultiva desde hace más de dos mil años. Por lo visto, los romanos e incluso los griegos apreciaban ya sus virtudes y su sabor.

Los árabes en el siglo XI contaban con tratados que explicaban cómo plantar lechugas, e Isabel de Farnesio, casada con Felipe V, las usaba rellenas como guarnición en sus banquetes. Hoy en día, se cultiva en la mayoría de los países de clima templado, pues resiste mejor las altas temperaturas que las bajas.

Aporta apenas 18 calorías por 100g y entre sus minerales encontramos el potasio, el calcio, el fósforo y el magnesio, así como oligoelementos (cobre, manganeso, níquel, cinc, etc.). También es rica en vitaminas A, del grupo B, C y E. Otra sustancia de interés es la lactucarium, que otorga a la lechuga propiedades relajantes y saciantes, ya que esta actúa directamente sobre el sistema nervioso.

Entre sus variedades identificamos la lechuga iceberg, de tipo Batavia, la trocadero, la romana, la de hoja de roble, el cogollo, la reina de mayo, la cuatro estaciones o la escarola. También podemos considerara la rúcula, el canónigo o la endibia.

Respecto a los numerosos beneficios, nuestros expertos de La Finca Ecológica nos han indicado que es efectiva en casos de estreñimiento, que combate la anemia, también trata el resfriado y el dolor, ayuda a controlar el colesterol alto, regula los niveles de azúcar en sangre, puede prevenir la osteoporosis y el cáncer, y disminuye los cólicos menstruales. Además, también es un alimento ideal para la perdida de grasa.