
Hoy, 29 de abril, se celebra el Día Internacional de la Danza. Para aquellas personas que bailan, de manera amateur o profesional, la pandemia ha supuesto un freno a su actividad, por lo menos en espacios compartidos con más gente. Eso sí, seguro que en muchos salones de casa han habido sesiones de danza durante los últimos meses.
Desde 1982 se lleva conmemorando este día proclamado por la UNESCO. Y no es para menos, porque esta disciplina artística no solo la echan de menos quienes la practican, sino también los espectadores que disfrutan de esta forma de expresión corporal.
Son muchos los estilos que forman la danza, todos ellos dentro de los subgrupos danza clásica, danza popular y danza moderna. Se podría decir que hay danzas para cualquier gusto y a todas ellas les acompañan sus elementos característicos: la música, la vestimenta, la coreografía o el espacio.
¿Que cómo puedes celebrar el Día Internacional de la Danza? Simplemente, bailando. Si no sabes, no te preocupes, que todos podemos aprender. En Alcoy, por ejemplo, los Centros de Danza Inma Cortés llevan desde 1976 enseñando a bailar a su alumnado en todos los estilos de danza que te puedas imaginar. Lo mejor para aprender es hacerlo con profesorado cualificado, pero también hacerlo junto a un ambiente agradable.
Y es que la danza no solo aporta que aprendas a bailar, sino que también es un instrumento de cohesión social. Pasarlo bien y enseñarse a hablar con el cuerpo van de la mano. Y si encima puedes mostrar tus conocimientos a final de cada curso, mejor que mejor.
Os dejamos aquí un extracto de las palabras del bailarín principal del Stuttgart Ballet, Friedmann Vogel, encargado de emitir el Mensaje del Día Internacional de la Danza año 2021, para que aquellos amantes de la danza sigan su camino, a pesar de las adversidades de este último año.
"Como bailarines, estamos en constante movimiento aspirando a crear inolvidables momentos. Así que cuando de pronto no se nos permite bailar, con teatros cerrados y con festivales cancelados, nuestro mundo llega a pararse. Sin contacto físico. Sin actuación. Sin espectadores. Jamás en la historia reciente la comunidad de la danza se había visto desafiada de tal forma para permanecer motivada y encontrar su razón de ser.
Los bailarines son reconocidos continuamente por sus proezas físicas, cuando en realidad nos sostenemos más por nuestra fuerza mental. Creo que es justamente esta combinación única de agilidad de lo físico y lo psicológico lo que nos ayudará a sobreponernos, a reinventarnos para seguir bailando y seguir inspirando".





















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