Algo se pierde en el alma cuando un amigo se va
Artículo de opinión de José Frasés
El mes de mayo pasado, ha fallecido Paco Ferrando, con 68 años de edad, me enteré ayer porque me avisó su mujer Sari por teléfono y llevaba haciéndolo varios días, pero en las pedanías, la cobertura es casi nula. No os podéis imaginar la tristeza que tengo en todo mi ser.
Lo conocí hace unos diez años, iba en silla de ruedas y le pregunté qué enfermedad lo dejó así. Escuchad su explicación: "Vivía en una masía, me iba de boda con mi mujer, los dos vestidos de punto en blanco, auténticos trabajadores del campo, cuidando animales, comprando y vendiendo caballos.
Cuando se iban a la boda, él se dio cuenta que algo había en un árbol que le llamó la atención, subiéndose con sus zapatos nuevos, con su ropa elegante. Subió al árbol, se cayó y se quedó paralítico.
Un gran industrial, un hombre amante de la naturaleza, con sus perros, sus diversos animales, sus almendras, sus aceitunas y por su delicada atención al campo, subió con sus zapatos de domingo y adiós para siempre a su bonita forma de vivir.
Se compró un piso en Alcoy, hizo después muchos viajes a la masía, simplemente mirarla, olerla, respirarla, acariciar a sus perros, pero nada más.
Sari, su mujer quien me avisó ayer, sabía que me iba a dar un vuelco el corazón, que Paco ya no lo iba a ver más, ni reírse juntos ni hablar de sus peripecias con su camión viajando por media España, vendiendo y comprando caballos y yeguas.
Le conocí en la Asociación AVANZAR, cuando yo era presidente. Los dos años que estuvimos juntos fuimos a dar la vuelta a los puentes con media corporación municipal, consiguiendo que se nos asignara un paso de cebra frente al Centro de Emilio Sala, reivindicado siempre por Tayo, esposa de Ana Jordá y residente en dicho centro. Al año siguiente, también en octubre, conseguimos que cinco concejales, con el alcalde al frente, subieran a una silla de ruedas, empezó a llover y sólo llegamos hasta el Parterre, allí tuvimos el infortunio que Paco Agulló, concejal de cultura, se diera de bruces hacia atrás con la silla de ruedas y no pasó de ser un pequeño susto.
Después me obligaron a dejar la presidencia de Avanzar y la relación se fue distanciando con Paco, porque al no haber actividades, él era de los que acudía a todas.
Recuerdo que una vez me comentó que se había dado de baja en dicha Asociación porque cuando se encontraba con algún miembro de la Junta Directiva, sólo le preguntaba si quería papeletas de Navidad o un décimo de Lotería para "El Gordo".
Estoy seguro que nadie de la Asociación Avanzar se ha enterado de la pérdida de Francisco Ferrando pues nadie me ha avisado. Allí, o pagas la cuota anual, o no existes (valga la expresión).
Estimado Paco, Dios te tenga en la Gloria, y deseo que tu ejemplo de vida y la de tu mujer Sari, sea el mayor motivo de satisfacción por todo lo que hemos aprendido de vuestra amistad, que habéis sabido darnos siempre.
Gracias.



















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