Croqueta, la RAE la define como “porción de masa, generalmente redonda y ovalada hecha con un picadillo de jamón, carne, pescado, huevo u otros ingredientes que, ligado con besamel, se reboza en huevo y pan rallado y se fríe en aceite abundante”. Mi vecina del quinto la define como “pequeños bocados con los que conquistar a mi paladar”.

Sea la definición que sea, sabemos que es un plato típico de la mayoría de los bares y restaurantes de la gastronomía española, y además, que se pueden hacer de cualquier cosa y no suele fallar: va a estar rica lo hagas como lo hagas.

Este pequeño alimento tiene su origen en la cocina de aprovechamiento, las sobras que se almacenaban en la nevera, se hacía un picadillo con ellas, se hacía una ‘bola’ y se rebozaba con huevo y pan rallado, así tenían otro plato para comer y no derrochaban comida. Ahora, este producto se ha convertido en un entrante que no suele faltar en las mesas. En Pastamanía han ido más allá y lo han convertido en 'Sinfonía de croquetas', un entrante delicioso que, como indica la filosofía de las croquetas, “se deshace en la boca”.

Como hemos dicho, las croquetas pueden ser de diversos sabores, pueden ir desde los más comunes como las de jamón, cocido, pollo, bacalao hasta ideas más ‘gourmet’ como las de queso, boletus, marisco, calamares en su tinta, mojo picón… toda una variedad que permite disfrutar de un sinfín de sabores hechos croqueta.

Vamos a dejar de escribir que estamos babeando de tanto pensar en croquetas crujientes de jamón, bacalao o de carne con espinacas...