Vivimos en un mundo globalizado donde cada vez resulta más difícil nadar contra las grandes corrientes establecidas, las cuales, como potentes ríos embravecidos, hacen casi imposible remontar sus aguas. En el ámbito deportivo es evidente el enorme poder del fútbol, el “deporte rey”, como se le conoce. Otras disciplinas deportivas también tienen un peso específico en este mundo, tales como el baloncesto, el motor, el ciclismo, el balonmano o el tenis, apuntalados por enormes éxitos en las últimas décadas. Eclipsados por estos deportes -cuyo mérito no pretendo despreciar– encontramos otros deportes llamados sin tanto foco mediático, como la gimnasia rítmica, las artes marciales o el patinaje, entre otros. Sí, el patinaje, esa disciplina tradicionalmente practicada por niñas o adolescentes, cuyo máximo representante es Pau García Domec (seguramente un desconocido para la mayoría de lectores) y cuyo mérito se catapulta a lo más alto si se tiene en cuenta que la base de los costes son asumidos íntegramente por las familias de quienes lo practican. Un deporte que suele pasar desapercibido en las tertulias de los bares, en las colas del metro o en las cenas de Navidad, pues sus máximos exponentes no aparecen en la publicidad, ni son invitados a programas televisivos de máxima audiencia. Al contrario, su enorme éxito deportivo convive con un aplastante anonimato mediático que oculta a la sociedad su valía y esfuerzo.

Y ahí, desafiando a las dificultades, emerge el buen hacer de entidades como el CPA Santa Rosa de Alcoy, cuyo 17º puesto en el Campeonato Nacional de Grupos Show grandes 2022 representando a la Comunitat Valenciana es de un mérito mayúsculo, pues, todo sea dicho, ésta ha sido su primera participación, quedando por delante de otros equipos con más experiencia.

El Pavelló Olímpic de Reus fue el escenario donde se pudo comprobar que, a base de trabajo, esfuerzo e ilusión, los objetivos se pueden conseguir. Los dieciséis componentes del equipo (15 patinadoras y 1 patinador) demostraron en la ciudad catalana que han llegado para quedarse, que pueden perfectamente demostrar un dignísimo nivel dentro de la élite del patinaje artístico español y, de paso, demostrarse a sí mismas que valen mucho, muchísimo.

Acompañado por sus entrenadoras, Lucía Verdú y Noemí Torregrosa, el equipo repitió el mismo ejercicio que le valió la clasificación meses atrás en el pabellón central del Francisco Laporta de Alcoy, una actuación mejorada y plasmada en la pista con determinación, sensibilidad y fuerza repartidas por igual. La coreografía, que llevaba por título “Y tú, ¿a qué tienes miedo?”, representaba algunos de los miedos que nos generan preocupaciones, tales como las arañas, el paso del tiempo o los espacios cerrados. Con un trabajado maquillaje, un espectacular vestuario donde predominaba el color negro cruzado por cadenas y una música perfectamente elegida, el equipo alcoyano transmitió a la perfección dichas emociones al público presente y a quienes seguíamos el evento por Internet, obteniendo una nota media final de más de 51 puntos, lo que les valió la 17ª posición en su primer año en la disciplina de Grupo Show grande. La alegría de sus componentes era evidente al conocer el resultado final, alegría que se contagió de inmediato a los familiares desplazados hasta Reus y a los que desde casa lo vimos por Internet. Coincidirán conmigo en que no hay mayor sensación de orgullo para los padres que la de ver a una hija o un hijo cumplir sus sueños.

Con la temporada en su recta final, este grupo de chicas y chico han logrado situar a la Comunitat Valenciana en la élite del patinaje nacional en esta disciplina, un equipo con base en Alcoy y con la aportación de tres patinadoras de Cocentaina, un grupo que se quiere, se cuida y cuyos lazos de amistad siguen fortaleciéndose entreno a entreno, semana a semana y reto tras reto.

Enhorabuena, equipo, entrenadoras y staff técnico-artístico. Enhorabuena también a las familias, auténticos soportes de este andamiaje deportivo. Es imposible no emocionarse viendo a tu propia hija disfrutando de este deporte, sensación que hemos vivido el resto de familiares, a quienes felicito por la constancia y empeño diario. El esfuerzo de todos y todas ha merecido la pena. ¡Sois grandes!