“¡Trae leña para la chimenea que esta noche hay que encender el fuego!”. Ante esta petición, parece fácil la solución: unos troncos, unas ramas y a calentar cualquier estancia. Pero mucha gente no conoce la importancia de elegir la madera según la ocasión y la función, además de las características que debe tener.
Empezando precisamente por esto último, una de los aspectos más importantes a tener en cuenta es si esa leña está seca o mojada. Cuanto más seca, mejor, ya que en función de ello se sacará más rendimiento de esa leña. La madera mojada en combustión perderá eficacia energética, además de que costará más de prender que un tronco bien seco.
Decimos bien seco porque no vale con dejarlo al sol unas horas. Se estima que la duración perfecta de secado de la leña oscila entre 6 y 9 meses. Todo este tiempo, alejado de las lluvias, en un espacio ventilado, con los troncos algo separados entre ellos y siempre sobre alguna superficie que no sea directamente el suelo. Los expertos de Chimeneas Sirvent aseguran que con todos estos ‘trucos’, la madera no chisporroteará en la chimenea y rendirá al 100%.
¿Qué tipo de leña hay que utilizar? La respuesta viene determinada por el objetivo final. Para un fuego de larga duración, por ejemplo el que debería aguantar desde mediodía hasta la madrugada, la mejor opción es la madera dura. Proporciona mayor potencia calorífica por volumen, aunque cuesta más que prenda.
Los árboles con hoja caduca son los que tienen este tipo de madera. Destacamos entre ellas la del roble, de mucha calidad y combustión lenta. También la del olivo es especialmente valorada y tiene la capacidad de arder con mayor facilidad que el resto de maderas duras. Una alternativa a estas puede ser también la de la encina.
Si por el contrario el fuego no es preciso que dure tanto, una buena opción sería utilizar maderas blandas. Su poder calorífico por volumen es menor, pero su principal característica es la facilidad que tiene para arder. Además, es más ligera y consigue una llama más viva y, por tanto, más calor mientras arde.
Entre los árboles para conseguir leña blanda se encuentran los perennes como el pino o el abeto, con los que se consigue una llama rápida y viva. Con la madera de los perennes naranjos se hacen unas paellas riquísimas, pero sobre barbacoas ya hablaremos otro día.
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