Cuando hablamos de la albahaca enseguida relacionamos con el pesto, esa deliciosa salsa italiana cuyo ingrediente principal es esta hierba aromática. Pero podemos combinarla casi con cualquier plato para añadir sabor y aportar frescor y buenos nutrientes en la alimentación. Pese a que relacionamos con un plato italiano es cierto que la planta en sí proviene de la India donde además de ser una especia, es utilizada como ofrenda para las divinidades.

Sus hojas grandes nos recuerdan al limón o a la pimienta. La presencia de metilcavicol, linaleol, cineol y eugenol estimula el apetito y facilita la digestión. Además, las saponinas poseen un efecto antimicrobiótico y propiedades antibacteriales.

Esta hierba aromática es muy rica en calcio, básico para reforzar los huesos y dientes, y potasio que regula el contenido de agua de las células y su movimiento, también modera el sistema nervioso y muscular e interviene en la construcción de proteínas.

Su aportación en tiamina o vitamina B1 es importante para reparar problemas digestivos como la falta de apetito, la colitis ulcerosa o la diarrea crónica. Destaca por fortalecer el sistema inmunológico, actuar sobre los problemas de visión y prevenir la pérdida de memoria.

La albahaca se ha empleado tradicionalmente para estimular la producción de leche materna y en forma de aceite esencial para solucionar problemas bucales, nerviosos, capilares, acné o heridas gracias a las propiedades analgésicas.

En La Finca Ecológica recuerdan que los usos de la albahaca en la cocina son muy variados. La verdad es que es una perfecta acompañante de todo tipo de recetas como carnes, pescados, vegetales, cremas, sopas, quesos, huevos, gazpachos…