
Normalmente no nos posicionamos, lo bonito o lo feo lo son en función del criterio de cada uno. Quizás en este caso encontremos a alguien que diga que es una muestra del avance tecnológico o algo así y puede que tenga razón, pero los cables acumulándose en las fachadas es algo feo. Y esto sin contar qué puede pasar en el futuro, cuando queden obsoletos y viejos sin mantenimiento, colgando cual papada pasados los cincuenta.
Todavía sobre algunos edificios de Alcoy vemos el soporte de cerámica con el que se sostenían los primeros tendidos de luz o teléfono. Eran pocos todavía. Luego, con la generalización del teléfono en los domicilios, un cable recorría las calles hasta la caja rotulada, todavía están, con aquello del CNTE. Hasta ahí bonito no era, pero tampoco se daba la saturación actual.
ONO, la primera en llegar a Alcoy
En los años 90 del siglo XX, Alcoy, como muchas otras ciudades españolas, comenzó a experimentar la llegada de la fibra óptica. Primero fue ONO. Todavía recordamos la imagen del alcalde Miguel Peralta haciendo la primera llamada telefónica con la nueva compañía cual Alfonso XIII, pero sustituyendo la Gran Vía madrileña por la calle Joan Valls, junto a la Rosaleda, que no le gustaba el sitio. La compañía tenía derecho a instalar la fibra óptica en Alcoy a cambio de algunas ventajas para el Ayuntamiento, como la cesión de un espacio para una televisión pública municipal, que nunca se cumplió. Antes de que se tirara el cable de ONO cada comunidad de vecinos tuvo que aprobar el permiso, y eso que eran bastante finos y el tendido lo ponían del color de la casa.
Con la liberalización del mercado de las telecomunicaciones en España, nuevas empresas entraron en competencia. Cada una buscó ofrecer sus propios servicios de internet, lo que llevó a la instalación de más y más cableado en las fachadas. Telefónica, Orange, Jazztel, Digi… Cada uno han querido desplegar su infraestructura porque nadie puso freno y alquilar las líneas a la competencia no debe ser plato de buen gusto. Además, una red propia siempre puede ser una fuente de ingresos si se cede a otra compañía que llegue después.
Protestas vecinales y sentencias favorables
Que sepamos en estas comarcas no ha habido reacción a tanto cable, al menos de manera formal. Nos quejamos en el rellano, pero ahí se queda la cosa. Sin embargo, en diversas localidades de España, grupos vecinales sí han expresado su disconformidad. Por ejemplo, en el barrio de Gràcia en Barcelona, los vecinos organizaron protestas y presentaron quejas formales ante el ayuntamiento, denunciando el impacto visual y los posibles riesgos asociados al exceso de cableado.
Pero hay más casos, algunos ya con sentencias judiciales favorables. En Pontevedra, los vecinos de una vivienda del concejo de Trabanca Sardiñeira consiguieron que la Audiencia Provincial desestimara el recurso de Telefónica por el que se le obligaba a retirar unos cables que había puesto sin permiso. También el TSJ de Andalucía falló en contra de Cableuropa y prohibió cables en las fachadas del casco histórico de Almería.
Son sentencias anteriores al cambio de legislación. Actualmente las compañías de amparan en la Ley del Derecho a la Información, además de otras normas recientes. Sin embargo, en junio de 2023 el Ayuntamiento de Altea sentó un precedente importante en este tema. El Tribunal Supremo dejó claro que las operadoras deben pagar a los ayuntamientos por las tasas de uso del suelo, subsuelo y vuelo de los tendidos telefónicos. Altea inició en 2022 un conflicto con Orange, perdió en varios litigios anteriores, pero el Supremo finalmente le dio la razón. La compañía debería pagar el 1,5 % de los ingresos brutos por utilizar el suelo, subsuelo y vuelo de Altea, es decir, unos 395.000 euros cada año. La ordenanza municipal de la localidad costera indica que el uso de ese espacio tiene tasa, como lo tiene la cesión de una calle o teatro municipal para realizar una actividad.
Particularmente, también podemos pedir la retirada
Primero que nada, aclarar que la Ley de Propiedad Horizontal indica que para cualquier instalación los vecinos de una finca deben otorgar permiso, que se consigue con un tercio de los propietarios a favor. Sin embargo, en el caso de organismos públicos, están obligados a permitir el despliegue de estos tendidos.
Siempre es más sencillo si el edificio está protegido, pero, si ya están puestos y una comunidad de vecinos desea que se retiren los cables innecesarios de su fachada, debe comunicar a cada una de las compañías la decisión previa de la junta de propietarios para la solicitud de la retirada. Es importante marcar un plazo y que este sea razonable. La mayoría de compañías de telecomunicaciones aseguran que la solicitud se puede hacer simplemente desde su servicio de soporte técnico o atención al cliente, pero siempre mejor por escrito.
En el caso de que no hagan caso, más que probable, o bien responden que no, habría que presentar queja ante el Ayuntamiento. En todo momento desde el inicio del proceso hay que localizar y guardar toda la documentación generada. Es probable que haya que emprender acciones legales y es imprescindible tener base demostrable.
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