
¿Sabías que tu cuerpo se esfuerza constantemente por mantener una temperatura estable? Ese proceso se llama termorregulación corporal y es vital para que todos nuestros órganos funcionen correctamente. Si la temperatura sube o baja demasiado, el cuerpo se desequilibra. El corazón, el cerebro, los músculos… todo se resiente.
El ser humano necesita estar en torno a los 36,5-37 grados para sentirse bien. Para lograrlo, el organismo pone en marcha varios mecanismos. Si hace frío, los vasos sanguíneos se contraen para conservar el calor. Además, tiritamos, lo que genera movimiento y, por tanto, calor interno. Si hace calor, pasa justo lo contrario: los vasos se dilatan y sudamos. El sudor al evaporarse enfría la piel. Así de ingenioso es nuestro cuerpo.
Pero no todo depende de la biología. Nuestros hábitos influyen, y mucho. Por ejemplo, vestir con ropa adecuada según la temperatura, evitar comidas muy pesadas cuando hace calor o mantenerse bien hidratado. También el ejercicio moderado y el descanso reparador son grandes aliados. Y no olvidemos el estrés: una mente tranquila favorece que el cuerpo reaccione mejor ante los cambios térmicos.
Aquí es donde entra una propuesta innovadora: las terapias con Unidad BAM (Bio-Active Modulation). Se trata de un ejercicio pasivo dinámico que ayuda al cuerpo a entrar en un estado de relajación profunda. En la Finca Ecológica de Alcoy disponen de una Unidad Bam. Nos explican que han comprobado cómo este tipo de sesiones favorecen una mejor regulación hormonal, una respuesta adecuada al estrés y una mejora significativa en la calidad del sueño. Todo eso repercute en una termorregulación más eficiente.
Por el contrario, algunos hábitos pueden perjudicar este equilibrio térmico. Dormir poco, comer mal, abusar del alcohol o el tabaco, o vivir con ansiedad constante dificultan que el cuerpo responda como debe. Incluso el uso excesivo de calefacción o aire acondicionado puede confundir a nuestro ‘termostato’ interno.
Como aseguran los expertos de la Unidad Bam de la Finca Ecológica, la termorregulación es mucho más que sudar o abrigarse. Es un indicador de bienestar profundo. Cuidarla es cuidar nuestra salud física y emocional.
¿Un último consejo? Escucha a tu cuerpo. No te excedas. Regálate momentos de pausa, cuida tus hábitos y apuesta por técnicas que ayuden a tu organismo a autorregularse. La temperatura interna no es solo una cifra: es una clave silenciosa del equilibrio.
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