Una actividad organizada por la concesionaria del servicio de agua potable en Alcoy ha aportado datos interesantes sobre las preferencias de consumo del llamado ‘líquido elemento’. La multinacional Aqualia, propiedad de Fomento de Construcciones y Contratas y de un fondo de inversión australiano, organizó en la ciudad una cata en la que se ofrecieron tres tipos distintos de agua.

La empresa no reveló la marca del agua embotellada contenida en los otros dos recipientes, ni especificó si se trataba de agua mineral. En cualquier caso, aunque se trataba de una muestra pequeña y poco significativa —164 personas participaron bajo una carpa instalada en la calle— resulta llamativo que el 68 % de los participantes no lograra identificar cuál de las muestras era agua del grifo.

Según Aqualia, esta alta tasa de confusión indicaría que en Alcoy “el agua del grifo es de una calidad elevada”. Sin desmerecer esta conclusión, convendría tener en cuenta otros factores, como el tiempo transcurrido desde la recogida del agua del grifo, la temperatura de los tres recipientes, las características de las aguas embotelladas seleccionadas, la edad y el estado de salud de los catadores, así como sus expectativas y la posible sugestión durante la degustación.

Durante la cata promocional, el 89 % de las 164 personas encuestadas afirmó que suele beber agua del grifo. La mitad de ellas lo hace por comodidad; algo más de una cuarta parte (el 27 %) indicó que le gusta más, y el 12,5 % manifestó estar convencido de que tiene mejor calidad.

Agua y límites permitidos

Desde el punto de vista normativo, la calidad química del agua en Alcoy no plantea objeciones. Más allá de los efectos que pueda tener la cloración necesaria —dentro de los límites permitidos y menos intensa desde la desaparición de las recurrentes contaminaciones por legionela—, el origen en manantiales naturales y su tratamiento posterior para ajustar parámetros como el pH, la turbidez y la eliminación de impurezas hacen que el agua que llega a nuestros hogares sea legalmente segura.

El último informe disponible sobre la calidad del agua en Alcoy, con análisis realizados hasta mediados de mayo de este año, confirma que todos los parámetros microbiológicos y químicos (bacterias coliformes, metales, nitratos, cloro residual, pH, turbidez, entre otros) se encuentran dentro de los límites establecidos. Los datos están disponibles en el apartado de la Inspección General de Servicios en la web municipal, distribuidos por redes de distribución y zonas de abastecimiento.

El parámetro que más puede influir en la salud es la dureza del agua, es decir, la concentración de carbonato cálcico (CaCO₃), medida en miligramos por litro. Se considera que el agua es dura a partir de 180 mg/l, y la Unión Europea recomienda no superar los 550 mg/l. Aunque los médicos suelen advertir a personas con problemas renales (como litiasis o insuficiencia renal) sobre el consumo de aguas duras, la Organización Mundial de la Salud afirma que no existe evidencia concluyente de que estas sean perjudiciales. De hecho, pueden contribuir a la ingesta de calcio y magnesio, minerales esenciales para huesos, músculos y funciones nerviosas.

En Alcoy, la dureza del agua varía entre los 176 mg/l en la Font Roja y los 375 mg/l en El Sargento, pasando por los 235 mg/l en El Xorrador y los 322 mg/l en el Baradello.

En lo que respecta a otros elementos, en la zona se detectan niveles vigilados de nitratos y plaguicidas —por contaminación agrícola— y de mercurio —en manantiales cercanos a zonas industriales—, siempre dentro de los límites legales.