Lo tiene todo para ser el sitio ideal para una comida o cena al aire libre: ubicación, ubicación, clima y posibilidades gastronómicas. Ya hace algunos años que el restaurante Torre de Cotes se ha convertido en referente indiscutible para hacer de estos momentos de verano una experiencia inolvidable.

La antigua edificación agrícola que acoge el establecimiento respira historia y autenticidad. Tras una cuidada restauración, ofrece un espacio donde cenar al aire libre con tranquilidad bajo la sombra de sus árboles. Al fondo, la Sierra de Mariola despliega una brisa fresca que alivia esas jornadas más cálidas.

La terraza de Torre de Cotes es mucho más que un mero comedor al aire libre. Es un oasis de tranquilidad donde el murmullo de la ciudad queda lejos y sólo se escucha el suave ulular del viento entre las ramas. Mesas amplias, iluminación sutil y una decoración que combina madera, piedra y elementos vegetales. Todo invita a relajarse y dejarse llevar por el ritmo pausado de la cena.

En materia gastronómica, Torre de Cotes centra su propuesta en la calidad del producto y los sabores de siempre. Su carta recorre la tradición alcoyana, sin perder de vista toques de innovación. Tapas, montaditos, platos de carta tradicional y un menú del día diseñado para quienes buscan calidad a diario. Cada preparación conserva su esencia original, siempre acompañada de un emplatado cuidado.

Las tapas y montaditos son la joya de la corona en las noches de verano: desde las patatas rio confitadas con mojo picón hasta los huevos rotos con jamón ibérico. Destacan, sobre todo, las marineras con anchoa del Cantábrico: un clásico renovado que sorprende por su equilibrio entre la textura crujiente y el sabor intenso del pescado. Tampoco faltan los daditos de solomillo ibérico a la mantequilla de romero, un bocado tierno y perfumado que invita a repetir.

A mediodía, el menú diario es una opción perfecta y la carta tradicional incluye carnes a la brasa, guisos caseros y pescados frescos.

Comer o cenar al aire libre en Torre de Cotes es, en definitiva, aprovechar al máximo las virtudes del verano en Alcoy. Es dejar que el frescor de Mariola envuelva tus sentidos mientras compartes risas y buenos momentos alrededor de una mesa. Es redescubrir el placer de la gastronomía local, servida con profesionalidad y cariño.