La nueva ley de dependencia y discapacidad: un paso firme hacia la igualdad y el apoyo real en Alcoy y más allá
Article d'opinió d'Aroa Mira, regidora de Polítiques Inclusives
En un momento en el que la sociedad demanda mayor justicia social y protección para quienes más lo necesitan, la reciente aprobación de la nueva ley de dependencia y discapacidad representa un avance significativo. Esta normativa no solo busca mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad y sus familias, sino que también refuerza el compromiso del Estado con un sistema más justo, eficiente y accesible.
Uno de los cambios más relevantes es la supresión del régimen de incompatibilidades en las prestaciones. Hasta ahora, muchas personas se encontraban en situaciones en las que no podían acceder a ciertos beneficios si percibían otras ayudas o ingresos, lo que generaba desigualdades y obstáculos para quienes más lo necesitaban. Con esta eliminación, se busca facilitar el acceso a las prestaciones, promoviendo una mayor equidad y permitiendo que las personas puedan recibir el apoyo que les corresponde sin trabas burocráticas innecesarias.
Asimismo, la ley establece un plazo suspensivo máximo de años en las prestaciones económicas para cuidados en el entorno familiar. Esto significa que se busca evitar que estas ayudas se prolonguen indefinidamente sin una revisión adecuada, garantizando que los recursos se asignen de manera más eficiente y que las personas en situación de dependencia reciban atención en función de sus necesidades reales.
El gobierno también ha anunciado que repartirá 783,20 millones de euros entre las comunidades autónomas para financiar el nivel acordado del sistema de dependencia. Este esfuerzo económico es fundamental para fortalecer los servicios y recursos disponibles, especialmente en ámbitos clave como la ayuda a domicilio y la teleasistencia, que son pilares esenciales para garantizar una atención cercana, personalizada y de calidad.
En este sentido, cabe destacar que la teleasistencia se consolida como un derecho universal, accesible para todos, y no solo como un servicio complementario. La digitalización y la innovación en la atención permiten que las personas puedan mantenerse conectadas, seguras y atendidas en todo momento, promoviendo su autonomía y bienestar.
Por último, la mejora de las prestaciones en general es un paso importante para que las personas con discapacidad puedan participar activamente en la sociedad, acceder a oportunidades laborales y disfrutar de una vida plena. La ley refuerza la idea de que la protección social no debe ser un privilegio, sino un derecho fundamental que todos debemos garantizar.
En definitiva, esta nueva normativa representa un avance en la construcción de una sociedad más inclusiva, solidaria y respetuosa con la diversidad. Sin embargo, su éxito dependerá de la voluntad política, la coordinación entre administraciones y, sobre todo, del compromiso de toda la ciudadanía para que estos cambios se traduzcan en una realidad tangible para quienes más lo necesitan.
Porque, al final, una sociedad que apuesta por la igualdad y el apoyo real a sus miembros más vulnerables, es una sociedad más fuerte y más humana.
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