
El sol puede dejar más que un bronceado veraniego. Tras las vacaciones, muchas personas notan cambios en su piel. Los posibles daños van desde lo leve a lo peligroso. La clave es identificar qué está pasando y actuar con soluciones adecuadas. El Dr. José Rius, de la Clínica de Medicina Estética Barrachina, nos orienta sobre cómo reparar la piel y prevenir futuros riesgos.
En primer lugar, existen daños leves, como enrojecimiento, sequedad o una ligera pérdida de luminosidad. Se corrigen fácilmente con cremas hidratantes, geles calmantes y medidas básicas de protección solar. Pero también hay daños moderados, como arrugas finas, manchas oscuras (léntigos solares), textura áspera o pérdida de firmeza. Estos signos del fotoenvejecimiento apuntan a que el colágeno y la elastina comienzan a deteriorarse con la exposición excesiva al sol. Finalmente, están los daños graves, como queratosis actínicas (manchas precancerosas), arrugas profundas, flacidez severa y riesgo de cáncer de piel. Estos requieren atención médica urgente y especializada.
La medicina estética ofrece soluciones eficaces para cada nivel de daño solar. Para las manchas solares y la hiperpigmentación, se utilizan técnicas como los peelings químicos, el láser o la luz pulsada intensa. Estas opciones permiten eliminar las células pigmentadas y estimular la renovación celular.
Cuando la piel presenta arrugas leves o flacidez inicial, se recurre a tratamientos como los inductores de colágeno, que estimulan la dermis. La luz pulsada o el láser fraccionado también promueven la formación de colágeno nuevo desde capas más profundas. En la Clínica de Medicina Estética Barrachina, el Dr. José Rius aconseja combinar estas terapias con mesoterapia vitaminada o tratamientos con factores de crecimiento para mejorar la firmeza y la luminosidad de la piel.
Para daños más severos, como arrugas profundas o textura irregular, hay opciones como el láser ablativo, la radiofrecuencia, los ultrasonidos o incluso los rellenos dérmicos. Estas técnicas permiten reconstruir la estructura de la piel y redefinir el contorno facial, sin olvidar siempre la vigilancia dermatológica para evitar lesiones precancerosas.
Es vital recordar que la protección solar debe ser continua. Borrar manchas o arrugas con tratamientos avanzados no impide que vuelvan si no mantenemos buenos hábitos. La exposición desmedida sin protección revive los mismos daños. Como subraya el Dr. José Rius, “el borrado de señales del verano no asegura un futuro sin daño si no se continúa protegiendo la piel todos los días”.
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