Ya hace tiempo que intento no fijarme en la política. Las noticias en titulares y leer artículos de fondo. No entiendo el nivel de crispación al que nos someten y a los que ellos mismos se someten, pero continúan y continúan en su quehacer diario de este propósito. Buscar culpables en casa ajena cuando la mayor culpa está en tu propia casa.

Lo dicho...no entiendo sus guerras cuando la batalla real está por librar, cual es el bienestar social y que no se alcanza subiendo los impuestos. Subir impuestos es lo fácil. Lo difícil es mantener el bienestar social con la  dignidad del esfuerzo y del trabajo bien hecho. Pero a lo que íbamos...

Porqué se aplauden continuamente?...
Porque se menosprecian sin piedad?...
Porqué gritan cuando alguien está en el uso de la palabra?...
Porqué abandonan sus escaños en plena sesión de la que sea??...

Hasta el mas humilde de los mortales conoce los principios básicos de la buena educación. Incluso el propio sentido común es el mejor educador, cuando hay sentido común. La última bravuconada de nuestro presidente de gobierno ante la amenaza de la oposición, hace el que seguramente en nuestro interior surja la duda de donde estamos y a donde nos dirigimos.

Ánimo Alberto...seguido de risa extravagante y movimientos poco elegantes de sus ministros hacen de nuestra política un vertedero de broncas ínsito a gente de poca calaña. Menos chulería y mas respeto. Menos risas y mas porte. No está la cosa para risas y bromas. Piensen que ustedes enseñan el bien y el mal con sus intervenciones. Hagan una reflexión para no generar poco decoro a la ciudadanía.

Ánimo señores...a ver si es verdad que son capaces. Y después de lo dicho no hay risas; ni pataleos, ni aplausos. Solo esperar que sean dignos de lo que representan