Pablo Yánez González. Presidente de la Asociación Nacional por la Libertad Lingüística
Estos días pasados se ponía en marcha en los colegios e institutos de la Comunidad Valenciana el curso escolar 2010/2011 que volverá a estar marcado por la imposibilidad de muchos padres de elegir para sus hijos una educación en la lengua oficial del Estado, el castellano.
La Ley de Uso y Enseñanza del Valenciano, con su distinción entre municipios de predominio lingüístico castellano (castellanoparlantes) y municipios de predominio lingüístico valenciano (valencianoparlantes), se convierte en enemiga de los padres superada solamente si acaso por la temida "cuesta" de septiembre.
La situación de casos como el de Isabel Aracil, madre de Biar que ha llevado a juicio, visto ya para sentencia, a la Generalitat por no poder escolarizar a su hijo en castellano, acerca, y continuará acercando durante este curso la realidad valenciana cada vez más a la catalana, por mucho que la Secretaria de Educación se empeñe en alejar esos demonios.
Durante los próximos meses asistiremos a momentos decisivos en la Comunidad Valenciana para observar si quienes manejan los hilos de la Generalitat optan bien por el modelo Montilla, monolingüe y liberticida, o echan abajo la telaraña legislativa que ampara la imposición lingüística y devuelven a miles de niños de la región la posibilidad de cursar sus estudios en la lengua oficial del Estado.
La sentencia del Caso Isabel Aracil, el posicionamiento del Sindic de Greuges bien en defensa del bilingüismo o en favor de la desaparición del castellano, y la evolución del Partido Popular en su interminable duda entre quien va y quien está de vuelta, van a marcar un escenario al que desde la Asociación Nacional por la Libertad Lingüística sólo vemos una salida, la de la recuperación de todo el terreno perdido en materia de libertad durante los últimos años.
Representamos un proyecto que esta siendo respaldado por muchísimos ciudadanos de la región dispuestos a levantar la voz contra atropellos que tienen el voto en contra del PP en otras Comunidades y el sello popular en tierras valencianas. Solicitamos coherencia y una apuesta decidida por la defensa de la legalidad constitucional y de la libertad individual que la Carta Magna garantiza. Estamos fuera de lo político para introducir en ello la demanda de la libertad lingüística.
Defendemos y seguiremos defendiendo durante el curso que empieza la libertad de los padres para elegir entre las dos cooficiales la lengua en la que educan a sus hijos, la de cualquier ciudadano español de consultar las informaciones municipales en castellano... Defendemos un modelo que no persigue el valenciano sino que ansíe la libertad individual como garantía de convivencia plural y de progreso conjunto.
Los demonios que trata de ahuyentar la Generalitat negando la deriva del modelo valenciano hacia el catalán son sus demonios, los que han construido con sus complejos y su persecución al castellano. Son la construcción de un modelo que prefiere pensar que las lenguas, y los derechos, son propiedad de los territorios y no de las personas que vivimos en ellos.
El curso que empieza tiene en los pupitres dos escenarios. Uno en el que Isabel podrá escolarizar a su hijo en castellano, con el que ganamos todos, y otro, el de Montilla, que confirmara que los demonios también parlan valencià.
Pablo Yánez González
Presidente de la Asociación Nacional por la Libertad Lingüística
Estos días pasados se ponía en marcha en los colegios e institutos de la Comunidad Valenciana el curso escolar 2010/2011 que volverá a estar marcado por la imposibilidad de muchos padres de elegir para sus hijos una educación en la lengua oficial del Estado, el castellano.
La Ley de Uso y Enseñanza del Valenciano, con su distinción entre municipios de predominio lingüístico castellano (castellanoparlantes) y municipios de predominio lingüístico valenciano (valencianoparlantes), se convierte en enemiga de los padres superada solamente si acaso por la temida "cuesta" de septiembre.
La situación de casos como el de Isabel Aracil, madre de Biar que ha llevado a juicio, visto ya para sentencia, a la Generalitat por no poder escolarizar a su hijo en castellano, acerca, y continuará acercando durante este curso la realidad valenciana cada vez más a la catalana, por mucho que la Secretaria de Educación se empeñe en alejar esos demonios.
Durante los próximos meses asistiremos a momentos decisivos en la Comunidad Valenciana para observar si quienes manejan los hilos de la Generalitat optan bien por el modelo Montilla, monolingüe y liberticida, o echan abajo la telaraña legislativa que ampara la imposición lingüística y devuelven a miles de niños de la región la posibilidad de cursar sus estudios en la lengua oficial del Estado.
La sentencia del Caso Isabel Aracil, el posicionamiento del Sindic de Greuges bien en defensa del bilingüismo o en favor de la desaparición del castellano, y la evolución del Partido Popular en su interminable duda entre quien va y quien está de vuelta, van a marcar un escenario al que desde la Asociación Nacional por la Libertad Lingüística sólo vemos una salida, la de la recuperación de todo el terreno perdido en materia de libertad durante los últimos años.
Representamos un proyecto que esta siendo respaldado por muchísimos ciudadanos de la región dispuestos a levantar la voz contra atropellos que tienen el voto en contra del PP en otras Comunidades y el sello popular en tierras valencianas. Solicitamos coherencia y una apuesta decidida por la defensa de la legalidad constitucional y de la libertad individual que la Carta Magna garantiza. Estamos fuera de lo político para introducir en ello la demanda de la libertad lingüística.
Defendemos y seguiremos defendiendo durante el curso que empieza la libertad de los padres para elegir entre las dos cooficiales la lengua en la que educan a sus hijos, la de cualquier ciudadano español de consultar las informaciones municipales en castellano... Defendemos un modelo que no persigue el valenciano sino que ansíe la libertad individual como garantía de convivencia plural y de progreso conjunto.
Los demonios que trata de ahuyentar la Generalitat negando la deriva del modelo valenciano hacia el catalán son sus demonios, los que han construido con sus complejos y su persecución al castellano. Son la construcción de un modelo que prefiere pensar que las lenguas, y los derechos, son propiedad de los territorios y no de las personas que vivimos en ellos.
El curso que empieza tiene en los pupitres dos escenarios. Uno en el que Isabel podrá escolarizar a su hijo en castellano, con el que ganamos todos, y otro, el de Montilla, que confirmara que los demonios también parlan valencià.
Pablo Yánez González
Presidente de la Asociación Nacional por la Libertad Lingüística

















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