Ismael Ortiz Company, párroco de Santa María.
En algunas personas suele producirse un conflicto interior cuando por la dificultad de decir que no a lo que se les pide se cargan de compromisos que superan sus capacidades. Por aquello de agradar a los demás o no contrariar las expectativas que los otros tienen respecto a nosotros, podemos entrar en una encrucijada interior que pronto se transforma en malestar por no poder acudir a todo y satisfacer a todos.
La solución para este conflicto interno que tantas veces nos desajusta no hay que esperar a que venga de fuera, pues está en cada uno de nosotros. Uno tiene que tomar conciencia de sus propias posibilidades y vivir desde ellas. El en fondo del conflicto puede haber una falta de seguridad personal, en definitiva, una cuestión de autoestima.
Para ser nosotros mismos necesitamos aprender a vivir con asertividad, por la cual “la persona no se somete a la voluntad de otras personas, sino que expresa sus convicciones y defiende sus derechos” con naturalidad y sin herir a nadie. Entre esos derechos está el decir que si, o que no, a lo que se nos pide.
Nos cuesta decir “no” porque hemos sido educados para ser buenos y agradar a los demás. Pero si queremos vivir con realismo y ser honestos con nosotros mismos y con los demás, aprenderemos que tan importante es decir que sí como decir que no. La satisfacción de la otra persona no puede convertirse en una losa que aplaste el respeto que uno se debe a sí mismo. Podemos decir que no sin sentirnos culpables. Podemos ser auténticos sin dejar de ser amables.
Y como a andar se aprende andando, comencemos a ponerlo en práctica hoy mismo.

Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de Página66.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.107