AUTOMÓVIL. La seguridad se puede poner en peligro por aire o humedad.
Unos frenos en mal estado pueden tener consecuencias desastrosas[/caption]
AIRE
Por un lado, hay que eliminar las burbujas de aire que se van formando a lo largo del tiempo. Estas burbujas pueden aparecer posibles pérdidas en el circuito, por tener el líquido a un nivel muy bajo o por alguna reparación.
Si no eliminamos ese aire puede ocurrir que el pedal no responda cuando necesitemos frenar. Podría ser que se nos hundiera la palanca sin que accionara líquido y, por tanto, sin frenar correctamente.
HUMEDAD
Otro factor que afecta es la humedad. La composición de algunos líquidos de frenos, a base de etil-glicol, hace que vayan absorbiendo humedad con el tiempo.
No ocurre sólo en vehículos con muchos kilómetros, también pasa en aquellos que se pasan los días en el garaje. Este tipo de contaminación se produce básicamente por tiempo transcurrido.
La humedad entra en el sistema de frenada a través de los microporos de las mangueras, y también cuando manos inexpertas abren el depósito del líquido de frenos.
En algunos tipos de líquidos, al año de servicio puede haber hasta un 2% de agua. Si pasan 6 o 7 años sin cambiar el líquido, nos podemos encontrar con un 8% de humedad, lo que se convierte en algo realmente peligroso. El líquido se hace así menos resistente al calor y a la corrosión, hierve antes, se convierte en vapor y aumenta la distancia que el pedal necesita para accionar el freno.
Como ha indicado Emilio Espinosa, responsable de Chapalcoy Reparaciones, “es más importante de lo que parece revisar y cambiar, si es necesario, el líquido de frenos. Si tenemos un problema, lo primero que hacemos es recurrir a los frenos y el buen estado de este elemento nos puede salvar la vida”.
Los frenos con el primer elemento de seguridad de un automóvil. De su buen funcionamiento depende la gobernabilidad del coche y, en último caso, nuestra vida.
Unos frenos en mal estado pueden tener consecuencias desastrosas[/caption]
AIRE
Por un lado, hay que eliminar las burbujas de aire que se van formando a lo largo del tiempo. Estas burbujas pueden aparecer posibles pérdidas en el circuito, por tener el líquido a un nivel muy bajo o por alguna reparación.
Si no eliminamos ese aire puede ocurrir que el pedal no responda cuando necesitemos frenar. Podría ser que se nos hundiera la palanca sin que accionara líquido y, por tanto, sin frenar correctamente.
HUMEDAD
Otro factor que afecta es la humedad. La composición de algunos líquidos de frenos, a base de etil-glicol, hace que vayan absorbiendo humedad con el tiempo.
No ocurre sólo en vehículos con muchos kilómetros, también pasa en aquellos que se pasan los días en el garaje. Este tipo de contaminación se produce básicamente por tiempo transcurrido.
La humedad entra en el sistema de frenada a través de los microporos de las mangueras, y también cuando manos inexpertas abren el depósito del líquido de frenos.
En algunos tipos de líquidos, al año de servicio puede haber hasta un 2% de agua. Si pasan 6 o 7 años sin cambiar el líquido, nos podemos encontrar con un 8% de humedad, lo que se convierte en algo realmente peligroso. El líquido se hace así menos resistente al calor y a la corrosión, hierve antes, se convierte en vapor y aumenta la distancia que el pedal necesita para accionar el freno.
Como ha indicado Emilio Espinosa, responsable de Chapalcoy Reparaciones, “es más importante de lo que parece revisar y cambiar, si es necesario, el líquido de frenos. Si tenemos un problema, lo primero que hacemos es recurrir a los frenos y el buen estado de este elemento nos puede salvar la vida”.


















Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de Página66.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.89