EDUCACIÓN. Abrir un periódico últimamente es una tarea que casi siempre roza lo kafkiano.

Casos de corrupción política, amiguismos, inacción de la clase dirigente, malversación de fondos públicos destinados a fines sociales, tráfico de influencias, la connivencia del poder con abusos de la oligarquía cacique que maneja los hilos de este país, desahucios, paro, manifestaciones, etc… Cuando parece que el rizo está totalmente rizado, los gobernantes de este país (sea cual sea su ideología, color o matiz) no dejan de sorprendernos con su inoperancia. Vivimos en una sociedad pseudotransparente donde la información es instantánea, donde es más fácil enterarse de un terremoto en Australia que la rotura de una cadera de la vecina del segundo. La información fluye a una velocidad exagerada. Los corruptos de este país tienen las ventanas de su casa abiertas y hacen que su pestilente hedor impregne a todas las capas de la sociedad. En este escenario de podredumbre continua y casi digna de los mejores guiones de Berlanga, encontramos un estrato de la sociedad muy susceptible a este latifundio informativo: los adolescentes. [caption id="attachment_75591" align="aligncenter" width="598"] Academia Da Vinci[/caption] Por mi dedicación profesional, interactúo con ellos a diario y créanme, resulta extremadamente complicado impulsar valores como el esfuerzo, la dedicación y el rigor a tenor de las noticias que se vierten en los medios de comunicación. Es muy complicado decirle a un adolescente que, para ser un ciudadano ejemplar, ha de labrarse un futuro a partir de la formación. En el fondo, puedo entender su frustración…. “Señora, no le pague la carrera a su hijo. Afílielo a un partido político, rodéese de buenos amigos, aprenda alguna mueca para sonreir falsamente, haga la pelota sin importar a quien o con quien. Recuerde el viejo axioma de el fin justifica los medios y, sobretodo, tenga claro que, a la larga, esta dedicación tendrá sus frutos”. Ya que la clase dirigente (política, financiera, sindical o judicial) está muy en entredicho y ya que nadie va a bajarles de su pedestal y ya que la educación de sus “vasallos” no parece merecer de la más mínima consideración, solo les queda dar ejemplo y rehacer el sistema porque, lo que parece que está bastante claro, es que con la escala de valores que ellos destilan, no vamos a ninguna parte. Y si no quieren reformar absolutamente nada, tengan la decencia de dimitir en masa, dejen de pelearse por los pedazos del pastel. Su modelo no sirve de nada. ¿Me quiere decir, señor imputado, como narices hacemos para decirle a un crío de 13 años que estudiando va a prosperar? Sinceramente, es muy difícil… Artículo de Manolo Pastor, de Academia Da Vinci.