El calor sofocante del verano provoca en mucha gente rechazo a salir con la bicicleta de montaña. Lo mismo pasa en invierno. Las bajas temperaturas frenan los deseos de algunas personas de montar en bicicleta.
Pero la estación otoñal es perfecta meteorológicamente para adentrarse con una bicicleta en parajes montañosos. Es un error pensar que cuando llegan los días de lluvia se tiene que guardar la bicicleta en el garaje y no hacer deporte en unos cuantos meses, ya que en otoño es cuando más se disfruta al manillar de una bici.
"La gama cromática que ofrecen los árboles en otoño es un aliciente más para subirse al sillín y disfrutar del paisaje y de la bicicleta de montaña, pero hay que recordar tenerla a punto por si se tiene un pinchazo o cualquier otra avería", comenta Isaac Ramírez, de Tecnisport.
Uno de los complementos que todo ciclista debería llevar consigo en otoño es una prenda impermeable fina. Esto le protegerá en caso de posible lluvia, ya que durante estos meses es probable salir con sol y al momento lloviznar.
Además, el frío también puede asomar en lugares más altos si las etapas se hacen en montañas elevadas. Por eso, las prendas de manga larga protegen al ciclista de estos fenómenos atmosféricos y temperaturas difíciles.
En Tecnisport, sus profesionales en deportes técnicos explican que "hay otros elementos a tener en cuenta para la bicicleta, como por ejemplo el guardabarros, perfectos para descensos, o cubiertas específicas para que la rueda se deslice con mayor perfección por superficies rocosas o enfangadas".
Guardar la bicicleta ahora sería un error, ya que el otoño está cargado de emociones para los amantes de las dos ruedas sin motor.