Finalizados ya los actos festivos del 1 de Noviembre y antes de entrar en materia política, me gustaría aprovechar estas líneas para  reivindicar nuestras tradiciones culturales con motivo de estas fechas, como es la noche de ánimas frente a esa moda comercial importada de Estados Unidos como es Halloween.

Los españoles tenemos importantes y preocupantes carencias a la hora de poner en valor nuestro patrimonio cultural. Frente a las calabazas esculpidas y tenebrosamente iluminadas o frente a los muertos vivientes ensangrentados y hambrientos de cerebros humanos, los españoles atesoramos en nuestra tradición popular la santa compaña, las meigas, los sacamantecas… Aprovechemos estas festividades para apartar a un lado las historias del jinete sin cabeza y reunir a nuestros más pequeños alrededor de las leyendas de Gustavo Adolfo Bécker, como Maese Pérez el organista, la cruz del diablo o el monte de las ánimas.

Hecho este apunte, existe algo hoy en día que causa más terror que las numerosas hordas de zombis que se dieron cita el pasado fin de semana en nuestras poblaciones, y es el panorama  político actual. A seis meses de los comicios electorales municipales y autonómicos, el panorama político es de lo más desolador.

Día si día también conocemos nuevos casos de corrupción que alarman a unos y hastían a otros. Los casos conocidos con las  tarjetas “black”, las ingentes cantidades de dinero de la familia Pujol en paraísos fiscales, las fastuosas cacerías a cuerpo de rey de algunos políticos, el dinero robado que debía ser destinado a la formación de los desempleados… en definitiva un panorama desolador y un terreno abonado para políticos con discursos populistas que canalicen la ciega indignación, más que justificada, de una ciudadanía cansada de políticos, sindicalitas, empresarios y banqueros corruptos, responsables de esta crisis que estamos pagando los ciudadanos.

Y tras haber finalizado la festividad del 1 de Noviembre, ahora son los viejos partidos políticos los que entonarán aquella famosa frase americana de “truco o trato”.

Escucharemos a los partidos políticos prometer ocurrentes propuestas que mejoren nuestra ciudad. Nuevas instalaciones de todo tipo, ayudas económicas para todos los sectores, soluciones definitivas contra los principales problemas que nos azotan, entonarán una y otra vez aquello de “lo siento, no volverá a ocurrir” con tal de ganarse la confianza y el voto de la ciudadanía para volver así a cubrir cuatro años más.

Y es en esta situación tan delicada que vivimos donde los ciudadanos tenemos la gran responsabilidad de atender a los hechos de quienes nos han gobernado y por tanto votar en consecuencia sobre lo que han hecho y no sobre lo que dicen que harán.

Por suerte nuestra sociedad está más informada que nunca y disponemos de todos los datos suficientes para que cuando lleguen los viejos partidos políticos entonando el “truco o trato” les respondamos con total contundencia que con ellos ni trucos ni tratos.