Un tren sale del punto A a las 10.30 de la mañana, mientras que un ciclista sale del punto B media hora más tarde. ¿Quien llegará antes?

Cuando en el colegio nos ponían un problema de este tipo al menos intentaban que tuviera sentido común. En el resultado siempre vencía el tren, es lo lógico, que también es una parte de la matemática. De ser al revés, seguramente hubiéramos suspendido.

Este sábado, el ciclista Fulgencio Sánchez ganó al tren, le sacó 11 minutos. Ya  puede ser ultrafondista, superman o la misma esencia de James Bond. Una bici jamás puede ser más rápida que un tren. Y si lo es, al lunes siguiente, es decir, hoy mismo, se deben ir a casa todos los responsables en la política local que hoy, ayer o en la prehistoria no han sido capaces de conseguir que semejante absurdo se haya producido.

Da igual que, como es cierto que ha sucedido, las administraciones nacional y autonómica han olvidado este tramo de tren. Da igual que la cosa lleve siendo problema desde hace décadas. Da igual que esto sea culpa de la globalización, del mayor interés por las líneas de alta velocidad y de los intereses más o menos transparentes. Da igual.

Queramos reconocerlo o no, el futuro de la línea Alcoi-Xativa depende de un milagro. Fulgencio Sánchez, con su reto conseguido, nos ha mostrado cómo la incapacidad de muchos ha convertido esta línea en algo inservible tal y como está.

Que los responsables políticos de fuera tienen otros intereses no es ninguna novedad. Tienen la mayor parte de la responsabilidad, pero a quien debemos pedir explicaciones los que vivimos aquí es a los que desde el Ayuntamiento no han sabido reclamar y conseguir nada nunca. Han mostrado ser unos auténticos inútiles que no han ido más allá de la palmadita pelota al jefe o la protesta vacía.

Que nos quede claro que la línea no se va a mantener para que podamos hacer carreras. También que ni hoy ni mañana nadie hará suyo el fracaso. Para ellos, la incompetencia es la forma habitual de actuar.