La melisa es una planta medicinal cultivada y utilizada desde la antigüedad.

Su nombre proviene del griego “melissophyllo” (mellite abeja y phyllo hoja) por la atracción que ejerce la planta sobre estos insectos.

Se usa medicinalmente desde hace 2000 años. Plinio y Dioscórides recomendaban la maceración de jugo de la planta en vino como reconstituyente general.

En los siglos X y XI los médicos árabes y en particular Avicena la usaban para fortalecer el corazón. Paracelso la consideraba una planta con propiedades sobre el sistema nervioso. Carlomagno obligaba a plantar melisa en los jardines de los conventos.

En 1611 heredada de una receta árabe los monjes Carmelitas Descalzos elaboran la afamada Agua del Carmen cuyo ingrediente principal es la melisa y que se viene utilizando desde entonces y hasta la actualidad para combatir desvanecimientos y crisis nerviosas. Siendo considerado como un tratamiento antihistérico.

En 1808 cuando Napoleón ordenó clausurar todos los claustros solo quedaron abiertos los monasterios Carmelitas por la importancia para la República que tenía el Agua del Carmen que elaboraban.

Hoy la melisa es una planta de reputación contrastada y sobre la que se vienen haciendo múltiples estudios clínicos para comprobar sus virtudes y conocer mejor su grado de acción ya que, como recordamos en el Herbolari de Montse, la melisa es una planta imprescindible para todo tipo de problemas nerviosos y sus diferentes manifestaciones.

Un artículo de Montse Pascual, licenciada en Farmacia de l’Herbolari de Montse.