Los lugares pasan de moda, caen en desuso justo en el momento en el que se termina el ingenio de las personas para darles un nuevo valor. Eso ha ocurrido con Tossals i Molins.
Tossals i Molins es el motor que puso en marcha lo que Alcoy hubiera podido llegar a ser. Durante décadas, en una época a caballo entre los siglos XIX y XX, se convirtió en una zona fabril con una actividad frenética en la que cada día trabajaban cientos de personas para inventar el futuro en un ejemplo de creatividad y esfuerzo común.
Las fábricas de Miguel Payá, Desiderio Laporta, Miguel Olcina, Antonio Peralta, el Cadiseño, Escaló, Anselmo Aracil o Santiago Blanes Santos son algo más que recuerdos de empresas nacidas justo en el punto en el que dos de los ríos que nos dan la vida, el Molinar y el Riquer, se unen para llegar más allá de nuestro territorio, ya como río Serpis.
Fue Tossals i Molins, en el aspecto comercial, la zona más cotizada de la ciudad, como ahora lo puede ser la Alameda. Edificios de construcción modélica que nos permiten mirar a través del retrovisor de la memoria colectiva para poner en valor este patrimonio histórico que muestra cómo éramos, cómo somos y cómo podríamos ser.
Aquellos caminos que apenas hace 100 años se llenaban de gente al final de cada turno de trabajo revelan la forma de vivir y sentir de una sociedad dinámica que fue capaz de cambiar sus tradiciones para adaptarse al nuevo momento económico.
Ahora, tras años de ignorancia, Tossals i Molins nos oculta tras las zarzas rastros pasados y potencialidades futuras de una zona única que podría, todavía, ser rentable y utilizable. De momento, se queda un paisaje que refleja nuestra incapacidad de imaginar nuevos horizontes.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de Página66.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.107