Si paseamos por Madrid, es fácil decir que el centro neurálgico de la vida social de la capital española ha estado siempre entre la Plaza del Sol y la Gran Vía. Por Barcelona, las Ramblas ha concentrado la mayor parte del día a día de muchos catalanes y visitantes. En Valencia, el nombre de las calles del barrio del Carmen revela que desde siempre la actividad se ha concentrado alrededor de la catedral. Pero, ¿y en Cocentaina? ¿Cuál ha sido históricamente el lugar donde se ha concentrado la vida de los 'socarrats'?
La respuesta de muchos contestanos es clara: el Pla de la Font. Esta plaza revestida con robustos árboles esconde multitud de pequeñas historias a lo largo de los años. En ella se encuentra el lavador del pueblo, uno de los pocos rincones que ha quedado intacto de una vida pasada, más tranquila para muchos que la vivieron. Lavar la ropa a mano en la vía pública era normal. Hoy en día, aún hay valientes que entablan conversaciones con sus vecinos y vecinas mientras frotan con una pastilla de jabón sus camisas o faldas.
El lavador no era el único servicio que se encontraba en el Pla de la Font. La fuente, todavía presente, abastecía de agua a los habitantes que se acercaban con sus mulos a llenar de agua sus garrafas. También el matadero estaba situado en este lugar, hoy extremo del núcleo urbano.
La Fira de Tots Sants nació en esta misma plaza. Cada noviembre, la Fira Cavallar recuerda que el Pla de la Font fue un punto clave en la vida social de Cocentaina. Durante estos días, se concentran aquí escenas similares a la actividad social de los siglos pasados. Hoy en día, pasear por esta plaza invita a recordar cómo vivían nuestras generaciones pasadas.
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