La etapa 8 de la Vuelta Ciclista a España la ha ganado el francés Julian Alaphilippe en el alto de Xorret de Catí, pero eso es lo de menos. Lo importante es el ambiente que crea el ciclismo y lo que mueve este espectáculo.

Minutos antes de la llegada de las primeras motos de la Guardia Civil, los más pequeños ya preguntaban a su padre dónde podían ponerse. Quizá aún no entiendan cómo funciona este deporte. Quizá tampoco conozcan las características técnicas ni qué corredor se desenvuelve mejor en montaña o en sprint, pero eso no impide que se ilusionen desde bien jóvenes con un espectáculo que por Alcoy no pasa todos los años.

Los ciclistas y todo el séquito de vehículos, seguridad, sponsors, organización… han llegado por la carretera de Banyeres. Un Oliver despejado de coches ha servido para ver cómo se lanzaban en velocidad tanto el grupo numeroso de escapados como el pelotón. El puente de Cervantes ha estirado a los ciclistas para encarar la Beniata y la subida hacia la salida, camino a Ibi.

Aplausos, camisetas de los equipos, cámaras de fotos y momentos selfies al paso de los ciclistas. Con una mirada al público se ha podido ver todo esto que, a pesar del fugaz paso de los corredores, ha puesto el colorido y ambiente que la Vuelta merece.

La carrera ha pasado por Alcoy como una flecha, incluso con 20 minutos de adelanto sobre el horario más rápido previsto. Para quien se la haya perdido, tenemos una galería de fotos desde dos puntos distintos: la entrada a Alcoy en el Molí Payà y la curva de entrada a la Beniata.