El Liverpool no fue capaz de encontrar el camino a la red frente al Everton y con su empate sin goles confirmó el cambio del liderato de la clasificación de la Premier League. El Manchester City lidera la tabla en solitario, a un punto de ventaja de su ahora perseguidor, en virtud de la victoria frente al Bournemouth por la mínima. Mahrez encontró una grieta en la propuesta ultra defensiva de Howe para marcar el a la postre definitivo 0-1. A una distancia de entre 9 y 14 puntos les sigue un grupo en el que la lucha por sumar más victorias que el rival es también encarnizada, pero con un componente más agónico, ya que están en juego dos plazas de la Champions League que resultan imprescindibles para sus respectivos proyectos deportivos para el año que viene. Tottenham, Manchester United, Arsenal y Chelsea se agolpan en un margen de 5 puntos; para ellos, pensar en levantar el trofeo de campeón se plantea como un objetivo poco realista.

Es la primera vez que los de Guardiola toman la delantera desde diciembre, y lo hacen cuando solo faltan nueve partidos por disputarse, es decir, con 27 puntos en juego. Aun con mucha liga por delante, este punto de ventaja ha sido recibido por los Citizens como la confirmación de las buenas sensaciones que se vienen percibiendo desde el toque de atención que supuso la derrota del 29 de enero frente al Newcastle por 2-1. Esta exigua diferencia puede ser el espaldarazo anímico que necesitan para reencontrarse con aquel juego fresco y vertical que hundió al Chelsea bajo el peso de seis goles, y también puede resultar fundamental para encarar sus próximos enfrentamientos, de los que cuatro serán en casa y cinco a domicilio, proporción que se puede convertir en un peso extra para Agüero y compañía.

Hablamos de unas buenas sensaciones en cuanto a resultados, pero lo cierto es que al Manchester City le está costando trabajo abrir el marcador cuando se topa con propuestas tan conservadoras como la presentada por el Bournemouth. El City se presentó con la habitual propuesta centrada en el control y la presión sobre el área rival, pero encontrar espacios con todo el equipo rival por detrás del balón acaba por resultar extenuante. Más cuando la puntería no acompaña y te encuentras con una lesión, la de De Bruyne, antes de que finalizasen los 45 minutos reglamentarios de la primera parte.

Se inició la segunda mitad con las mismas inquietudes que se habían tenido frente al West Ham, y el guion del juego siguió un cauce similar. Allí donde Agüero había ejercido de abrelatas, apareció Mahrez; hambriento de gol, supo concretar la insistencia en ataque de su equipo. Cabalgó por la derecha para cerrar un inteligente desplazamiento en el peso de la jugada. Tras el gol, unos minutos finales tensos, que se rompieron con la explosión de alegría de Pep Guardiola, síntoma de lo trascendente, y difícil, de esta victoria.

El Liverpool, que en esta Premier League 2018/2019 solo ha conocido la derrota, precisamente, frente al Manchester City, se viene mostrando un tanto errático en los últimos encuentros. Tras un disputado encuentro en casa contra el Crystal Palace, que finalizó con victoria por 4-3 en el marcador para los Reds, encadenó dos empates frente a Leicester y West Ham. Se reencontró con la victoria frente al Bournemouth, pero volvió a recibir críticas por su falta de concreción ofensiva tras el empate con el Manchester United. Respondió con un contundente 5-0 frente al Watford, pero, de nuevo, ha dejado escapar la oportunidad para mantenerse en lo más alto de la clasificación con el reciente 0-0 en el derbi de Merseyside, donde el Everton arañó un punto muy valioso para llevar su casillero hasta los 37; el de los de Liverpool les priva, por el momento, de depender de sí mismos para conseguir un título que se les resiste desde 1990. Lo que sigue siendo incontestable es su solidez defensiva: su portero suma ocho horas y treinta minutos sin recibir un gol.

Tras el empate en Goodison Park, vuelve a ponerse de manifiesto la necesidad de recuperar el rendimiento óptimo de Mané, Salah y Firmino, que fue suplente en este encuentro. Las cinco asistencias de Arnold y Robertson en el partido anterior se quedaron en nada al toparse con un muy ordenado Everton. La primera parte apenas dejó un par de ocasiones surgidas de las botas de Salah, pero que desbarató Jordan Pickford. Klopp no supo afinar las intenciones de los suyos, ni encontrar un revulsivo que decantase el marcador para los Reds. La entrada de Firmino no supuso ningún cambio en una dinámica de partido que mantuvo inalterado el marcador aún después del pitido final.

Pero, ¿puede haber un tercero en discordia? En estos momentos, el Tottenham es el que encabeza el pelotón que podría alcanzar a los escapados, pero para entender la dificultad de que se meta en la lucha por el título, basta con echar un vistazo a las cuotas comparadas para el mercado de ganador final, y el salto que presentan con respecto a los dos primeros clasificados de la lista. Este dato se alimenta con unos últimos resultados que han levantado las dudas sobre la solidez del grupo: dos derrotas, frente al Burnley y el Chelsea, a las que este fin de semana se añadió el 1-1 frente al Arsenal.

Otro derbi, en este caso del norte de Londres, que acabó en empate. En esa ocasión sí hubo algo más de intensidad que en el caso del Liverpool-Everton, pero el juego fue igual de insustancial. El Arsenal llevó la tensión a los locales con una contra demoledora con gol de Ramsey, pero el VAR confirmó un penalti para los Spurs que igualó la contienda. Al final, y tras el fallo en la pena máxima de Aubameyang, se produjo un reparto de puntos que no hizo sino confirmar los guarismos de los analistas deportivos. La Champions parece un objetivo mucho más realista para el Tottenham, y el campeón de la Premier, salvo sorpresa, será cosa de dos.