Los dos surtidores de La Glorieta y la fuente del Parc del Síndicat, en la Alameda, han sido los dos primeros en ponerse en funcionamiento después de las modificaciones en la normativa en prevención de la Legionela.
El nuevo protocolo ha permitido rebajar el cloro que se le añade al agua potable, además de abrir las fuentes públicas ornamentales, que permanecían fuera de funcionamiento desde 1999. Durante este tiempo hubo un par de momentos en los que se intentó volver a activarlas, pero la aparición de la bacteria obligó a rectificar la decisión.
El Ayuntamiento ha anunciado que irán poniendo en marcha el resto de los surtidores, conforme los técnicos municipales vayan resolviendo los problemas que el parón de tantos años ha supuesto en estas instalaciones.
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